Harley
—Tengo que entrar en La Nada y luchar contra un dios corrompido porque pateé a Adoria allí y desperté su maldito trasero. Si no lo hago, surgirá de la nada y acabará con todos y sus madres. —Llevaba horas discutiendo con ellos y no llegaba a ninguna parte.
Este es mi último intento de darles el mismo discurso que las diosas me dieron. En este punto, Alistair era el único que me entretenía.
—No —gruñó Alistair.
Sus ojos carmesí brillaban intensamente. No podía decir si tenía hambre o si estaba enojado porque le dije que tenía que entrar en la nada y luchar contra Eros.
—Lo sé, no me gusta más que a los tres de ustedes, pero ¿cómo puedo decirle a un grupo de diosas, a mi diosa; que no cuando dicen que tengo que hacer algo? —Mantuve mi temperamento.
Tampoco me gusta la idea.
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