Capítulo 5

1483 Words
Diez años después: Sigue adelante, Harley. Sigue adelante. Mis piernas dolían y mis pulmones anhelaban aire. Un viejo roble gigante captó mi atención. Lanzarme hacia él fue una idea ingeniosa hasta que la corteza se clavó en mi carne dolorida, hiriendo mis palmas y pies descalzos. No puedo permitirme enfocarme en eso ahora. Sigue empujando. Escala. Rama por rama, subí hasta que las ramas se volvieron demasiado delgadas para sostener mi peso, pero aún así estaban demasiado cerca. Siento que se acercan a mí como un depredador tras su presa. Ralentiza tu ritmo cardiaco. Respira. Deben estar debajo de mí en este momento. El aire a mi alrededor cambió a algo distinto, algo espeso y aterrador.  ―Sal, pajarito.― El tono de voz de Axel me hizo temblar. Ni hablar. No saben que estás aquí, Harley. No te rindas. *Crujido* Maldición. Están trepando el árbol. ―Te vemos, pajarito. Solo queremos hablar.― La voz oscura de Atlas hizo que mi corazón volviera a latir rápido. Mi cerebro comenzó a aletear en pánico y la urgencia de vomitar me mareaba. ¿Cómo me encontraron? Mi mente bullía con ideas para salir de aquí y alejarme de los gemelos aterradores que estaban empeñados en arruinarme. *Crujido* Las ramas debajo de mí se balanceaban. Crujiendo y gimiendo con el peso añadido. ¿Qué hago?... ¿Qué hago? ¡SALTA! Me entregué a la voz, cantando una clara escapatoria para mí.  ¿Qué es lo peor que podria pasar? O bien me rompo las piernas y ellos terminan lo que empezaron, o la caída me mata, o... escapo. No me di ni un segundo para dejar que el miedo me hiciera retroceder. En cambio, salté entre las ramas. Cayendo... Cayendo. *Golpe* Un gemido sacudió mi pecho adolorido. Mi edredón y sabana se enredaron alrededor de mis piernas, dejándome atada en el suelo. El sudor pegaba mi cabello a mi frente y el sueño aún me acosaba después de todo eso. Mi cerebro quería que huyera por mi vida. Pero en mi mente, todavía era aquella frágil niña de dieciséis años. La suavidad de la alfombra y el sonido de la lluvia devorando la ciudad me mantuvieron conectada con la realidad. Las lágrimas ardían en mis ojos, una catarsis que no me permitiría. Recupérate. Ellos no merecen tus lágrimas... no merecen nada. Me levanté del suelo con un gemido, arrojando mis ropas de cama de vuelta a donde pertenecen, haciendo mi cama antes de permitirme atender a mi cuerpo que suplicaba cafeína. Incluso después de diez años, las pesadillas aún no han cesado. Subí las escaleras de dos en dos, la ansiedad en mis huesos como una sustancia corrosiva suplicándome que desaparezca. El olor del café recién hecho rebotaba por la cocina, haciéndome gemir. No estaba segura de qué hora era, pero noté que el sol aún no se había puesto en el cielo. Llevé mi café al dormitorio conmigo, una parte de mí aún rogando esconderse. Mi reflejo captó mi atención en el espejo de cuerpo entero, otro recordatorio de que ya no soy esa joven asustada. Mi largo cabello n***o colgando alrededor de mi cintura está desordenado. Mi suave piel pálida está cubierta de encaje y flores tatuadas que se envuelven firmemente alrededor de cada curva, bailando alrededor de cada centímetro de mi piel mezcladas con imágenes de muerte y drama que coexisten perfectamente en una tormenta de caos y control. Andrew entró por mi puerta enfadado, con su portapapeles pegado a su pecho. ―No puedo vivir hoy, Harley. ¿Podemos quedarnos en la cama?― resopló, tirando su portapapeles en cualquier lugar, poniendo su café en la mesita de noche y metiéndose en mi cama ya hecha. Esto se ha vuelto rutina para nosotros. Nos tomamos café, nos quejamos y luego seguimos adelante con el día. ―No entiendo por qué tú, que deberías ser el guerrero principal de esta manada o mejor aún, deberías ser gamma, seamos honestos, y yo, el gamma indigno, tenemos que entrenar a esta manada. Lo odio... como, obviamente, lo amo. Pero lo odio―, sopló, apartándose el pelo hacia un lado. ―Eres un gamma increíble. Yo no podría ser un gamma y preferiría no serlo. La única razón por la que soy un guerrero decente es porque estoy constantemente muy amargamente enojado. Por último, entrenamos a la manada porque es nuestro trabajo―, sorbí mi café, dándole el mismo discurso que le he dado todas las mañanas durante seis años. Byron irrumpió después, sin tampoco llamar a la puerta. Se colocó al otro lado de la cama junto a Andrew. ―¿Qué hay en el programa para hoy?―, robó el café de Andrew, lo que le valió una queja de su mejor amigo. ―Entrenamiento―, bufé, buscando en el fondo de mi armario las zapatillas Adidas que había visto ayer. ―No deberías ser tan seca con tu alfa, Harley―, se hinchó. ―Ohhh, lo siento, alfa. Quise decir que estamos haciendo la misma mierda que hacemos todos los días. Es solo un nuevo día. Ahora dale a Drew su café antes de que sus lágrimas manchen mis sabanas de seda―, Byron y Andrew han sido mis mejores amigos desde el día del incidente que me dejó en el territorio de la manada Evergreen. Byron tenía solo diecisiete años entonces, todavía entrenando para asumir el papel de alfa algún día. Yo era solo una chica flacucha de dieciséis años a la que su padre compadeció. A pesar de esa lastima, encontré un hogar aquí. Se desinflo ante mi desafío, soltando un suspiro detrás de una sonrisa. ―Entonces, Pongamos manos a la obra. Tengo reuniones seguidas hoy, así que no estaré por aquí, y no se les olvide, tenemos la cena de cumpleaños de Amari esta noche a las seis―, salió, revolviendo aún más mi cabello al irse. Incluso después de que Byron encontrara a Amari y Andrew encontrara a Clayton, todavía me trataban como si fuera su hermanita. Adoro poder tenerlos a pesar de todo. Andrew seguía divagando mientras yo entraba en el armario. Rebuscando entre mis montañas de cosas hasta que finalmente encontré un sujetador deportivo n***o y unos pantalones cortos de entrenamiento. Desafortunadamente, no pude encontrar mis Adidas, así que agarré mis viejas Converse y me reí cuando la dramática de Andrew se calló de inmediato para añadir su opinión sobre mi elección de calzado ―horrendo―. A regañadientes nos dirigimos al campo de entrenamiento para prepararnos para hoy. Afortunadamente, hoy toca armamento y batalla en forma humana, que es lo mío, considerando que mi lobo se volvió inactivo después del incidente. No he podido transformarme desde entonces. Sé que ella todavía está conmigo, la siento de vez en cuando revoloteando en las partes más oscuras de mi mente, pero nunca más que eso. Al comenzar, dejé que el miedo y la ira que quedaron de mi pesadilla me impulsaran durante el entrenamiento. Me dieron un impulso adicional para buscar algo nuevo que aprender o una forma de mejorar mis técnicas. Después del entrenamiento, corrí a casa para ducharme y vestirme para la cena de Amari. No podía decidir qué regalarle, así que opté por un bolso de diseñador en su color favorito. ¿Sabes? Cosas de chicas. Solo treinta minutos después de empezar la cena, sonó mi teléfono. Lo cual es extraño, considerando que las personas con las que hablo regularmente ya están aquí. El nombre que apareció en la pantalla me provocó ansiedad en la garganta. Maldición... es Denny. ―Disculpen, chicos. Necesito contestar esto.― Me excusé, arrastrándome a regañadientes hacia afuera. El aire fresco de la noche soplaba suavemente, revolviendo mi cabello. ―Denny. Ha pasado tiempo.― No veo sentido en saludos formales con nadie de mi familia. Los quiero, pero después de haber dejado la Manada Clearwater sin intención de volver, la forma en que comenzaron a ver mi vida y mis decisiones fue nada menos que critica a pesar de mi éxito aquí. ―Harls... es hora de volver a casa.― Su voz era como una melodía melancólica. Intenté ocultar la indiferencia en mi tono, pero él sabía que preferiría morir antes que enfrentar a los gemelos Grimm. Sin mencionar que Axel y Atlas Grimm preferirían matarme antes que tenerme en su territorio. ―Eso no es posible.― Respondí sin emociones. No he vuelto desde aquel día y no tengo la intención de romper la racha. Esos bastardos juraron que nunca tendría que volver a verlos el día que me arruinaron, y me mantengo firme en esa promesa. ―Harley... Mamá y Papá fueron asesinados en un ataque de rogué anoche. Te necesito... nosotros... necesitamos hacer los arreglos. No puedo hacer esto solo. Se te ha concedido acceso de regreso a Clearwater. Vuelve a casa. Por favor?―
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD