Estoy atrapada aquí. O tal vez pueda liberarme y no quiero hacerlo. Nunca antes me había sentido atraída por nadie más que ellos, y encontrarme justo donde siempre había querido estar fue una emoción inesperada. Axel rodeó la mesa limpiando el corte que le hice con un pañuelo, deteniéndose frente a su hermano y dejándome atrapada entre ellos. ―Siempre has sido una espina en mi costado, pajarito―, dijo Axel entre dientes, y antes de que pudiera formular una respuesta sarcástica, levantó mi vestido hasta la cintura. Bajó mis medias de red y mis bragas, dejando mi trasero y mi v****a expuestos para ellos. El pecho de Atlas vibraba y sabía que estaba viendo lo mojada que me había dejado al pelear con ellos. La ira volvió a surgir y comencé a dar patadas. La enorme mano de Axel cayó sobre mi

