Lia El corazón me latió furioso bajo el pecho cuando me sujeté con fuerza a los brazos de Alonzo. Era la primera vez que lo tenía tan cerca a mi cara y de frente, mirando mis labios y mostrándome sus facciones perfectas de manera tan íntima. Cualquier persona en mi lugar se hubiera disculpado y apartado de inmediato, yo en cambio, me quedé atónita e hipnotizada con los hermosos ojos café del castaño frente a mi. Debía admitir que tenía la ventaja de ser lo bastante guapo y era justamente esa característica la que no me haría caer, ya había tenido basta experiencia con las caras bonitas, resumiéndolo todo a Raffael Vítale. –¿Mami? La voz de mi pequeño mirándonos sorprendido me obligó a alejarme de los brazos del Conte. –Bebé ¿Ya tienes hambre? Pude jurar haber verlo sonrojarse, pe

