La inquietud que había sentido Emily durante toda la mañana finalmente la venció. No podía ignorar lo que Carlos le había dicho: Axel estaba enfermo, solo y por supuesto era una simple cortesía llevarle algo caliente para comer… Nada más.
Con determinación, se dirigió a la cocina. Abrió el refrigerador y comenzó a sacar ingredientes casi con urgencia. Tomó algunas zanahorias, apio, cebolla, pechugas de pollo y una ramita de tomillo fresco que guardaba para ocasiones especiales. Prepararía su famosa sopa para el resfriado, aquella que siempre funcionaba cuando Sophie se enfermaba.
Mientras cortaba las verduras con destreza, su mente divagaba.
«Es solo una sopa. Nada fuera de lo común»
Pero algo en su interior insistía en que estaba haciendo más de lo necesario.
No se detuvo ahí. Coloc
