Me llevaron a una habitación; una administradora pasó por allí porque no llevaba la documentación del seguro. Le di el número de mi abogado y ella fue a llamarlo. Me relajé, recordando una y otra vez los sucesos del fin de semana. Tenía que ser realista; ya no era un hombre lobo, no podía ser Alfa y mi manada se había disuelto. Ahora solo quedaba yo. Yo y mi ardiente necesidad de venganza. Me tomaría mi tiempo, lo planearía todo. No solo los mataría, sino que los haría sufrir. Les arrebataría todo lo que amaban antes de quitarles la vida. Le juré a Luna que no moriría hasta que mi venganza fuera completa. Capítulo 7 La televisión diurna era una porquería. El cable básico era un desastre. El hospital tenía las estaciones locales y una docena de canales de cable, ninguno de los cuales m

