Capitulo 1

1749 Words
CAPÍTULO 1 Un paso en falso Kale  Los hombres con el corazón roto creo, mucho se dice de ello, que somos vengativos lo he visto con la mayoría que lo es puedo confirmarlo, sin embargo, creo que es el machismo lo que los mueve el orgullo dañado. Aunque yo tengo razones para querer gritar al mundo que odio todo y gritar a toda mujer que pasa por no ser lo suficiente directas, ¿Qué cuesta decir lo que sienten?, No lo haré, sería darle la importancia que no se merece, pienso disfrutar y levantarme de esto. He aprendido que no todas son iguales así como los hombres no lo son, aquí estoy yo. Observo el lugar, hace unas horas me encontraba golpeando a alguien y ahora estoy aquí bebiendo mientras solo sintiendo el ardor de mis nudillos que pueden dar fe de esto, fue escurridizo, más, sin embargo, yo siempre los encuentro razón por la que soy contratado. Observo de nuevo el sitio, las paredes son de color azul platino creando un brillo bajo las luces de colores que alumbran la pista de baile que está lleno de personas borrachas festejando o quizá matando las penas. Las mujeres con poca ropa y los hombres como si nunca hubieran visto un par de piernas. Cáliz suele decir que un día llegara la mujer que me golpee tan fuerte que suplicaré de rodillas porque no se vaya, lo cual se me hace absurdo, considero que no la detendría ya no espero mucho de las personas. Lo que no sabe es que ella ya pasó por mis manos, pero ¿Qué puede ofrecerle un don nadie? Cuando otro le ofrece viajes a lugares que nunca podré pagar ni siquiera una noche. El que supuestamente era mi amigo me tumbó. Es irónico pensar que podría tener oportunidad contra ello. Sus cabellos rubios y su sonrisa me eran suficientes, lo intente de verdad que lo hice hasta le vendí mi alma al diablo, pero ella tenía razón, quizá nunca salga de este barrio y no me duele aunque en ese entonces lo hizo. Que la persona que amas te diga que eres un mediocre, nadie lo quiere escuchar. Ignoro el sentimiento amargo que comienza a envolverme, un día volverá y yo le diré, perdona mis millones no me dan permiso. Ante todo el orgullo, tomo el siguiente chupito y siento el escozor de mi garganta, pero decido ignorarlo. Sigo tomando hasta que soy lo suficientemente borracho para ni poder salir aunque a la rubia que me acompaña parece no importarle, la miro varias veces al rostro verificando que no sea mi ex y que quiera abusar de mí a unos días de su boda. Sonrió cuando no es ella. La puerta es tocada con 4 golpes fuertes y demandantes, no había opción para rechazar la visita sorpresa. Suelto un suspiro. Me levanto de la cama mirando a mi lado una típica rubia despampanante ya se me estaba haciendo una mala costumbre esto, despertar crudo y con una mujer diferente, parezco dolido. Busco mi bóxer y un pantalón, por fortuna había uno tirado en el pasillo, paso por la sala hasta llegar a la puerta principal. Al abrir un escalofrío lo recorrió, un hombre de traje n***o más alto que yo y rubio brillante que te hace mirar a otro lado por qué te sirva momentáneamente con lentes oscuros, de lejos dirías que es un matón por musculatura y el arma que trae presumiendo. —Canek Metdruk, es hora —dice como si me conociera aunque no tengo idea de quién es él, su voz es gruesa lo dijo con un tono que da miedo así que no lo pienso y hago lo que dice —Pasa dame unos minutos —parece sorprendido por mi invitación con ese aspecto no ha de recibir muchas pasó que una puerta siendo cerrada y una persona tratando de huir Corrió al cuarto colocándome la ropa faltante, despierto a la rubia a empujones, está parece dormir como muerto. —¿Qué pasa? —susurro somnolienta —¿Despertaste entusiasta? —insinúa —Tienes que irte ya, —demandó y le lanzó la ropa en su cara, no era mi intención que cayera ahí, pero no hay marcha atrás cuando veo su furia Ella me miró con desprecio, se vistió y salió del departamento sin mirar atrás, azotando la puerta. No recuerdo si fui sincero ayer, de hecho no recuerdo cómo llegamos. Ya lista la maleta me acerco al matón que asiente con aprobación mirando su reloj, bajamos por las escaleras del séptimo piso, bajo las miradas atentas de los vecinos chismosos y subimos en un auto n***o de lujo. Mi respiración es errática si lo que sospecho es aún peor de lo que pensé. Observo el edificio viejo en el que vivía por última vez, parece estar a punto de caerse junto con el mal olor. El auto se mueve así que miro por la ventanilla el barrio que dejó atrás para ir directo a mi infierno esperado, intento abrir dándome cuenta de que está cerrado con seguro. Me sumerjo en los recuerdos aunque en su mayoría son malos. Llegamos a la entrada de un hospital, creo que en estos momentos prefiero ser apuntado en un terreno baldío ya sé lo que me espera aunque no me arrepiento de nada de lo que he hecho. En automático comencé a reflexionar lo peor, ¿Y si mi hermano está aquí? ¿Y si quiere usarme como pago de su deuda? Al entrar en el área de cuidados intensivos y si ¿debía dinero?, considero que este es el momento en el que suplico por mi vida y juró no volver a tomar. Seguí en todo el recorrido al rubio hasta llegar a la habitación 47 y entramos sin ser anunciados, lo que indica la espera por mi persona contengo la respiración, tan pronto como entró la puerta es cerrada. Me relajo al instante, mis ideas conspirativas ya tienen nombre, Cristóbal Lombardi, lo que hace que la situación sea peor de lo que pensé, está acostado en la cama con la máquina anunciando los latidos, varios cables están conectados a su piel. Las dos personas que están aquí me regresan a ver, frente a él está una mujer que supongo es su hija por el parecido. Viste un vestido rosa pastel, de cuerpo delgado de cabello rizado color castaño debo decir que tiene buen cuerpo, pechos grandes Al igual que glúteos, su iris color verde agua y tez morena igual que su padre, el parecido es sorprendente aunque destila soberbia con sola una mirada. Suelto una exhalación, estoy nervioso y quiero vomitar en el cesto que está en la esquina del cuarto. Después de unos minutos que me parecieron muy lentos, Cristóbal extiende una sonrisa burlona con un brillo de superioridad en la mirada. —Ven aquí cachorro —levantó su mano pidiendo que me acerque y así lo hago, me acerco bajo la mirada amenazante de su hija Camino rápido hasta llegar a él, su piel es pálida además de que se ve demasiado delgado y cansado, hace un mes se veía bien ahora que lo pienso. Cristóbal era un hombre de piel morena y gordito, el tipo de hombre que te intimida, pero que también le confiarías tu vida entera, siempre de traje sin ninguna línea arrugada. —¿Quién es el padre? —exige molesta, creo que está exagerando y más por el tono como si le debiera algo —Él es tu futuro esposo, hija —soltó Cristóbal sin anestesia mirando a su hija esperando su reacción, sabe que haré lo que él me pida, pero ¿Su hija? Estoy seguro de que sea un dolor de cabeza solo tenerla cerca —Padre amo a otro hombre —eso hace que me relaje, el amor debe triunfar, reprocho aunque no me pierdo el tono y el hecho de que alzó la voz —Respeta a tu padre —suelto mirándola ella me devuelve la mirada —No eres nadie para levantarle la voz —suelto mordaz, independientemente de lo que un padre haga soy fiel creyente que se les debe un respeto aunque sea solo frente otras personas, ella solo desvió la mirada —No peleen —suplico Cristóbal en casi un susurro, esto parece más chantaje, pero el aparato indica todo lo contrario —Está bien —los dos hablamos al mismo tiempo sin mirarnos —Mi último deseo es que se casen —dice apretando los labios, imagino que siente dolor, nos mira esperando una respuesta —Lo juro —dije seguro aunque sin pensar más allá de lo que significa atar mi vida a una mujer que quizá me odie sin hacer nada Ella lo reflexiona, entiendo por qué lo hace, el amor. Estoy esperando que diga que no y que salga con una salida dramática que solo algunas mujeres las hace ver genial aunque a otras dan pena, lo sé por mi última ex. —Luz, no te casaría con cualquiera, él me ha demostrado ser un hombre ejemplar y siempre cumple lo que promete. Para mí eso habla mucho —explica, pero pronto comienza a toser expulsando sangre de manera rápida se movió en busca de papel, me acerco a la mesa de noche a un lado suyo y se lo entregó dándole una débil sonrisa —Juro casarme padre —dice resignada con una mirada llena de miedo preocupación —Quiero que se casen antes de mi muerte —sentenció con su voz cada vez más débil que se volvía un susurro En ese momento sentí como algo dentro de mí se rompió, pero no debía flaquear en este momento, en su último deseo, podemos divorciarnos después y cada quien viviría como desea. Nadie debería pasar por esto, ver morir a la persona que amas o viceversa, ver a las personas que amas verte morir. —¿En una semana le parece bien? —tanteo, sé que un mes no es indicado, ya que en un mes lo ha casi acabado —Pasado mañana —ordena con un brillo en la mirada —No quiero esperar tanto tiempo o más bien no aguantaría tanto —dice agarrando la mano de su hija para darle un beso —Aceptó —decimos de nuevo al mismo tiempo, los dos por fin coincidimos en algo sin rechistar Entró la enfermera pidiendo que saliéramos para que le hiciera su chequeo rutinario y verificar su estado.
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