Caroline No podía creer que Alex estaba a punto de caerle a golpes a Morris, pero en cierta forma él mismo se lo buscó, quería llorar, pero de la rabia que tenía en ese momento. ¡Qué pretenden! ¿Verme la cara de estúpido! —grité Alex. —¡Ella es mía!, solamente mía, así que sus reclamos quedan fuera de lugar. —Vaya como me hubiera gustado que eso lo hubiera pensado antes de meterse con mi hermana, pero ahora sus palabras ya no me producen absolutamente nada. Vi Como se ponía de pie, y aunque por un momento pensé que se tiraría encima de Alex, solo se quedó ahí, parado como una momia. —Eso no lo piensa ella y menos después de la noche que pasamos anoche, ¿O me equivoco amorcito —dijo el troglodita de Alex. Quise desmentir, pero no, era mejor seguir con el juego que el mismo Alex había e

