Caroline Mis manos temblaban, y el sudor había empezado a salir por todos mis poros, y cómo no, enfrente de mí estaban dos hombres a los cuales odio con todo mi corazón. —¿Te hice una pregunta? ¿Qué haces en la casa de mi mujer? —vociferó una vez más Alex. —¡No es asunto tuyo!, ¡primito!, es más no sabía qué preciosa era tu mujer, vaya que eres un afortunado —dijo Ethan acercándose a un lado de mi. —¡No quiero que te acerques!, espero ser lo suficientemente claro —dijo Alex, mientras yo solo quería que la tierra me tragara. Todo era una bendita odisea, por un lado la mirada de Ethan me intimidaba, y por otro lado, Alex, que me miraba como si no hubiese cometido algún delito. —¡Alex!, ¿Qué haces aquí?. —Me giré al escuchar la voz de mi padre, por Dios, se me había olvidado que estab

