Kúrinna esperaba la respuesta de Lovac, las palabras de Burcka habían sido un duro golpe para sus egos masculinos, Burcka le había guiñando el ojo a Rudbek antes de salir de la habitación. Rudbek habló con tono resentido: — Decide tú, capitán. Lovac planeaba pedirle su opinión, pero su segundo le lanzó una mirada extraña a la bruja y gruñendo algo ininteligible salió de la habitación dando un portazo. Blauth observó con semblante serio a Lovac y dijo: — Mi esposa no tiene ninguna obligación de ayudarles con su cruzada, la decisión que tomes nos las dirás mañana. Kúrinna salió escoltada por su compañero, no había pensado que los humanos tomarán tan mal el asunto, ¿No querían hacerse más fuertes? talves solo esperaban que ella hiciera trucos de magia para ellos o les diera artefa

