37. SIEMPRE SERÁ RAGNAR

2206 Words
Max Al día siguiente nos levantamos temprano para aprovechar el día en otros recorridos dentro y fuera de la ciudad, visitamos un museo marítimo y otro sector del Marktplatz donde vi la estatua de los músicos de Bremen, un monumento muy significativo para mí, pues me recordó a esas veces que leía los cuentos de los hermanos Grimm con mi padre. Sé que en cuanto vea esa foto también sonreirá recordando lo mismo que yo. En la tarde Rag dijo que haría una diligencia y quería que aprovechara ese tiempo para estar con Ares y conocer otros lugares de la ciudad, básicamente “una salida de chicos”, lo que me pareció un poco gracioso al recordar las veces que salía con Alex y nos ocurría alguna cosa con David. A pesar de todo sé que ella lo extraña demasiado, incluso le fue un poco difícil acoplarse nuevamente al viaje cuando estábamos en Suiza, pero sé que pronto se reunirá con esos tres pequeños en nuestro nuevo hogar. —¿Qué te tiene tan sonriente? —pregunta Ares sacándome de mi ensoñación. —Recordaba algunas cosas con los hijos de Rag, la verdad es que los extraño al igual que sus locuras. Él queda un poco serio y me hace una señal para que nos sentemos en la banca de un parque por el cual íbamos caminando. —Max, no quiero ser el punto de la discordia ni generar malos entendidos, pero… ¿en verdad es buena tu convivencia con Romanov y D’Angelo? es decir, ¿estás de acuerdo con todo esto que hace Ragnar? —Menos mal que no quieres generar la discordia ni malos entendidos —dije en broma para suavizar el ambiente tenso que se generó, lo que terminó funcionando porque ambos reímos. —Lo siento, no es que dude de ella o de ti… —Pero tienes dudas de que algo pase entre ellos y yo. —Así es… Mira, mi familia y yo hemos tenido muchos roces con ellos, por supuesto, no quiere decir que le demos la espalda a los hijos de Rag, por el contrario, siempre los apoyaremos en lo que necesiten sin importar quien sea su padre, pero no me gustaría que terminaras en medio de una guerra con ellos ni mucho menos que Rag se encuentre en una encrucijada otra vez por esos idiotas. —Sé que cada uno tiene su carácter, pero ya caí una vez en un problema por ese tema y gracias a Nicolay pude darme cuenta de mi error, uno el cual pude evitar cuando conocí a Alex, sin embargo, eso no quita el hecho de que sí me pone a pensar a veces que soy el motivo por el cual los pequeños no tienen a su madre cerca. Quedamos en silencio unos minutos perdiéndonos en nuestros pensamientos. La verdad, esta es la primera vez que digo eso en voz alta, muchas veces quise comentárselo a Alex, pero no lo vi adecuado considerando las circunstancias, aunque Ares me ha generado una gran confianza. No sé si en verdad soy un poco manipulable o Rag tiene personas honestas en quien apoyarse. —Eres un buen hombre Max. Quedo un poco extrañado ante esa frase salida de la nada, pero él se mantiene sonriente y enciende un cigarrillo. —¿A qué viene eso? —A que no cualquiera acepta una situación como esa, tener que afrontar dos padres de los hijos del amor de tu vida, saber que ahora eres parte de la vida de tres infantes que no tienen nada que ver contigo y mantener firme el amor por una mujer, que no es precisamente una princesa de cuento de hadas… bueno, realmente no es un trabajo para cualquiera. —¿Crees que hago mal en quedarme con ella? —Eso solo lo sabes tú, pero no cambia el hecho de que eres un hombre de admirar y si te sirve de algo mis palabras, solo te diré que ella valora demasiado lo que haces, así como también tiene sus dudas sobre ti. Sentí mi corazón estrujarse un poco pues sé que él la conoce desde hace mucho, pero no creí que ella tuviera dudas sobre nosotros. —¿De qué hablas? ¿Te dijo algo que no sepa? —Calma, no digo que ella quiera termina la relación que tiene contigo, pero sí le preocupa que de pronto te esté forzando a hacer algo que no desees y en algún punto explotes diciendo que jamás quisiste nada de esto, a ella no le gusta forzar a nadie a hacer algo que no desea, menos porque ella vivió en carne propia eso. —Pero no es así, no me está forzando a nada, simplemente es compleja toda la situación y a veces no sé qué esperar con Nicolay o Alex a futuro, pero no tengo dudas del cariño que siento por sus hijos o por ella. —Y por eso digo que eres alguien de admirar —da una calada mirándome con orgullo. —Sé que no llevamos nada de conocernos, pero siento que te conozco de toda la vida por lo que ella me ha contado de ti, igual espero que podamos ser amigos y no te dejes llevar por las opiniones de D’Angelo y Romanov sobre mí o mi familia. —Prefiero hacer mi propia imagen de los demás y hasta ahora no tengo ningún problema contigo, ni siquiera sé quién es tu familia o cómo conocieron a Rag. Ares sonríe amargamente como recordando algo en especial y da una calada más profunda a su cigarrillo. —Si pudiera escoger otra forma de haber conocido a mi querida Kätzchen, lo haría, pero la vida es como es. —¿Tan malo fue conocerla? —El problema no fue conocerla, sino la manera en que se dieron las cosas… —su voz se corta un poco a lo que pasa saliva con dificultad conteniendo muchas cosas. —Dijiste que querías ser mi amigo y que no me dejara influenciar por la opinión de otros, entonces, si no te importa me gustaría saber esa historia. Un respiro sumamente pesado fue lo que soltó, miró al cielo evitando derramar unas lágrimas traicioneras que optó luego por ocultar entre unas gafas oscuras. —A mi bella Kätzchen la conocí siendo una niña, en aquel entonces era un tonto adolescente que no sabía nada de la vida, pero bien ambicionaba con el poder, el dinero y las mujeres acrecentando el capital familiar, pero el día que recibí esa llamada de mi hermano… ese día nunca lo olvidaré. —Lo dices como si fuera una tragedia. —Ojalá hubiese sido una tragedia Max, pero fue el infierno en vida, por mi culpa casi muere una niña y todo porque no hice mi maldito trabajo, tampoco confirmé quién sería la víctima, ni mucho menos me preocupé por alguien que no fuese yo y el dinero que iba a ganar. Sentí algo horrible en mi pecho al escucharlo decir esas palabras con tanto dolor y arrepentimiento, pero tenía que saber más, necesitaba conocer esa historia. —Ares… —Cuando mi hermano me llamó diciéndome lo que ocurría, nunca nos imaginamos que se trataba de Rag, sabíamos que era alguien perteneciente a los Jhonson por la amenaza que hicieron, pero no que era la heredera de un gran imperio mafioso. Sin embargo, lo único que pasaba por mi mente antes de saberlo, era el hecho de que estuve a punto de ser el asesino de una niña, eso es algo que se repetía en mi cabeza una y otra vez, al mismo tiempo que era mi motivación para hacer prontamente lo que fuese necesario para salvarla. —Y está muy claro que lo conseguiste —dije intentando ver el lado positivo. —¿Y a qué costo Max? Con los años ella solo pareciera pasar por desgracias cada vez que viene a Alemania o está con nosotros y es algo que siempre nos han escupido en la cara Romanov y D’Angelo, pero ella sigue al pie del cañón con nosotros, nunca nos ha dejado a un lado, no nos odia por nada y siempre tiene un gesto cariñoso, incluso nos presentó a su familia, quienes nos abrieron las puertas de su casa a pesar de lo ocurrido… pero yo… yo no puedo quitarme este peso de encima. Tal parece que ella fuera un imán para las almas atormentadas, ya que todo aquel que estaba a su lado tenía un peso a cuestas que no sabía cómo soltar, pero creo que era peor cuando ella estaba involucrada directamente en ese hecho como lo es en el caso de Ares. —No sé ni qué decirte, pero sé que si ella sigue a tu lado, te defiende y te quiere tanto, entonces no debería importar nada más, eres un gran amigo e incluso te ve como un hermano, o es mi percepción por lo poco que he podido ver en este par de días, sino entonces no te habría pedido ayuda para salvarme. —Lo sé muy bien, pero eso no me exime de mi culpa Max, menos cuando la recuerdo siendo esa niña, porque, aunque no lo creas, la sigo viendo con su larga cabellera azabache, sus pequeños y profundos ojos penetrantes de mirada pícara y esa actitud de mujer-niña con sonrisa altiva y traviesa. Al escuchar su descripción, recuerdo los retratos de ella en la mansión Jhonson y una sonrisa sale de mí. —Si lo dices así parece que sigue siendo esa niña. —Ella nunca ha dejado de ser quien es, cuando era una niña se veía muy mujer y ahora que es toda una mujer, puedes seguir apreciando a la niña con la sabiduría de una anciana que ha pasado tres vidas, lo que me hace preguntarme ¿Qué será cuando su cabello se torne canoso? —Será quien ha sido siempre… —baja su rostro esperando mi respuesta. —Ragnar Wintar Jhonson —respondí irrebatible. Ambos sonreímos y él retira sus gafas a la vez que borra el par de lágrimas que se han derramado sobre sus mejillas. —No veo por qué tendría que ser alguien más —Ares y yo nos sobresaltamos al escuchar su voz tras nosotros y nos levantamos rápidamente viéndola sonreír divertida. —Les dije que sería bueno una salida de chicos, pero tampoco tenían que ponerse tan sentimentales —comenta socarrona. —¿Hace cuánto estás ahí? —pregunta Ares un poco nervioso. —Lo suficiente para decirles que no tienen nada de qué preocuparse —él blanquea los ojos ante su ambigua respuesta y arroja el cigarrillo. —Por eso siempre dije que eres igual que ese gato, nunca sé cuándo aparecerás ni mucho menos cómo logras encontrarme —ella expande su sonrisa igual que… —El gato de Cheshire… —murmuré inconscientemente a lo que ambos me observan alucinantes. —Y es por eso que él me dice Kätzchen, además que en aquel entonces era una niña y según él se escuchaba lindo para mí —responde cándida. —Bien dicho, se escuchaba, ya no —ella se acerca a él con dulce inocencia y rodea su cuello con sus brazos mirándolo con ilusión. —¿Entonces ya no soy tu pequeña Kätzchen? Mordí mi labio para evitar reírme al ver la reacción en él quien se ha puesto sumamente nervioso, ella mantiene su semblante inocentemente dolido y se aferra más a su cuerpo. —¿No lo soy Ares? ¿dejé de ser tu pequeña y hermosa Kätzchen? —No me hagas esto Rag. En cuanto escucha que la llama por su nombre, ella humedece sus ojos logrando derramar una lágrima, su rostro queda ligeramente ruborizado y solloza un poco. Juro que no faltó mucho para reírme, casi que debí pellizcar mi brazo para olvidarme de hacerlo o arruinaría este momento. —Está bien, si ya no soy importante para ti entonces Max y yo nos iremos cuanto antes. Ella alcanza a dar unos pasos cuando Ares toma rápidamente su mano para atraerla a sus brazos, mi noche intenta liberarse del agarre, pero él la sostiene más fuerte sin llegar a lastimarla. En serio que ella puede relucir la pura maldad cuando se lo propone… solo de recordar todas las veces que me hizo lo mismo en la adolescencia... —No te vayas, por favor quédate, sabes que siempre serás importante para mí y obviamente seguirás siendo mi Kätzchen sin importar cuánto tiempo pase, perdóname. —Rompiste mi corazón Ares. —No es justo que juegues esa carta cuando sabes que soy débil ante ella. —Y por eso me comprarás mis postres favoritos, así que alista la billetera que la lista es larga. En un hábil movimiento sale de su abrazo y toma mi mano para alejarnos rápidamente, pero él le grita que se detenga, sale corriendo hacia nosotros y entonces ella me suelta huyendo de él quien la persigue como si fuera un niño tras su hermana. Ahora comprendo mejor el cariño que le tiene, pero considerando lo que acabo de ver, es como si apareciera la niña en el cuerpo de la mujer… tal y como dijimos minutos atrás, ella siempre será Ragnar.
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