Los dos llegamos a la parte de la ciudad que estaba más abandonada que las otras partes. La verdad es que no me sentía bien estando allí. Lo único que me dejaba más tranquila era que Neo estaba conmigo. -- Creo que este es uno de los sitios más solitarios de la ciudad. ¿Por qué querías que viniesemos? -- Preguntó Neo y me cogió de la mano izquierda. -- Es complicado de explicar... Aparte de que creo que no me creerás. -- Suspiré y bajé la mirada. -- Pruebalo. Ya estoy bastante loco, dudo de que tú lo estés más. -- Sonrió para darme ánimos. La verdad es que después de lo que me acababa de decir estaba aún más nerviosa que antes. Cuando levanté la mirada vi que no dejaba de mirarme a los ojos. Tragué saliva y note como los ojos se me cristalizaban. -- Soy la hija de Hades... --

