La mañana siguiente, el castillo bullía de actividad. Los preparativos para la ceremonia de unión no cesaban, y el aire estaba impregnado de una mezcla de nerviosismo y emoción. Sin embargo, la inquietante noticia de la presencia extraña seguía pesando en mi mente. Mientras observaba a los sirvientes decorar el salón principal con guirnaldas de flores y la bandera de nuestra manada, no pude evitar pensar en lo que Convel había revelado. Adelina, mi futura compañera, se acercó con una sonrisa radiante y a su lado mi hermano caliban, aunque no me gustaba que estuviera cerca de mi hembra no tenía opción, después de todo era al único que le tenía confianza absoluta para cuidarla, aunque sabía que caliban tenía sentimientos por ella. sus hermosos ojos dorados brillaban con amor y confianza, aj

