Lo miré, sorprendida por la sinceridad de sus palabras. Me pregunté cómo un tema tan delicado podría afectar a su manada y su lugar en la corte. Observé a las mujeres que cuidaban a sus crías, y comprendí que la continuación de sus linajes dependía de la salud de su comunidad.
—¿Y los mestizos? —pregunté, recordando las historias que había oído sobre las uniones entre licántropos y humanos—. ¿Acaso eso no podría cambiar la situación?
Caliban asintió, su mirada se tornó grave.
—Sí, hay algunos cachorros mestizos. Pero... hay quienes no aceptan esa mezcla. La tradición pesa mucho, y muchos en la manada creen que los mestizos no son lo que necesitamos. La lealtad a nuestra sangre es fuerte.
Un nudo se formó en mi estómago al escuchar su pesar. La lucha entre el pasado y el futuro se refle
