Desde el balcón de mi habitación la podía ver, siendo arrastrada y cubierta con trapos sucios y descalza. Como le arrebaté su magia con el mismo collar que utilizaron con Adelina, está repeliendo la magia y mostraba su verdadera apariencia, tan horrorosa y vieja que me provocaba náuseas. Al cruzar miradas, ella me veía con tanto odio y yo con desagrado, pero luego sonreí y me burlé de ella, y ordené a mis guardias que la azotaran por verme de esa manera. Así como ella trató a Adelina, la trataría yo por el resto de su vida. El sonido de los azotes me causaba felicidad, y más al verla retorcerse del dolor. Entré a mi habitación y me acosté en la cama; claro que no dormía, era un vampiro, pero lo había ordenado para que mi dulce conejito durmiera cómoda durante las noches y algo más que so

