Mientras hablaba, se acercó al centro del salón, gesticulando con las manos, como si estuviera tejiendo la tela de una araña que pronto atraparía a todos en su plan. —Tus guerreros tienen las mismas habilidades de combate que los elfos de tu hermano, y lo mejor de todo, tus fuerzas estarán tan bien entrenadas que los licántropos pensaran que fue el reino de las Cuatro Estaciones el que atacó.— Un silencio pesado se apoderó del lugar, y Xeltharion, aunque algo desconcertado, no podía evitar sentirse intrigado. —¿Por qué necesitas involucrar al Reino de los licántropos en tus asuntos? ¿Por qué mi hermano? ¿Qué tiene que ver esto con ellos?— Belladonna se detuvo frente a él, con los brazos cruzados, una sonrisa en los labios. Su mirada era fija, desafiante. —Porque tu Reina Hada, la que rea

