POV Liliana —¡Por fin llegamos! —exclamó mi madre, bajando del Jeep con una sonrisa que no le cabía en el rostro. Mi padre no dijo nada, pero sus ojos hablaban por él. Admiraba el resort como si hubiera encontrado un pedazo de cielo en la Tierra. Y la verdad, razón no le faltaba. La arena era tan blanca que casi dolía verla bajo el sol abrasador, y el mar… el mar parecía un cuadro, con sus aguas cristalinas que se confundían entre el azul y el turquesa. El aroma de la sal y el sonido de las olas chocando contra la orilla eran hipnóticos. —Esto sí es vida, ¿eh? —dijo Tyler, mi novio, rodeando mi cintura con un brazo mientras con el otro cerraba la puerta del Jeep. —Sí… —murmuré, apoyando mi cabeza en su hombro—. Nos la vamos a pasar increíble. Detrás de nosotros, Morenay, la mano dere

