Sara Brennan es una chica de 23 años que está cursando el último año en la universidad, es una chica de pueblo que tuvo que adaptarse a la vida citadina, ya que sus padres por múltiples problemas tuvieron que sacarla del lugar donde nació.
Nació en 1995, desde chica ha sido traviesa, y a temprana edad un fuego en su interior se despertó, ella posee una habilidad de seducción que le permite conquistar a cualquier chico que llene sus expectativas, por supuesto que con el pasar de los años se ha vuelto cada vez se ha vuelto más exigente en cuanto a sus conquistas.
Ella siempre se ha visto envuelta en el mundo de los negocios, ya que sus padres, los dueños de la granja Brennan son unos de los productores de algodón más grandes de toda la región, los hombres que trabajan para ellos se encargan de extraer la fibra que crece alrededor de la planta de algodón, y posteriormente es empleada para hacer telas muy suaves y permeables.
Por motivos de fuerza mayor se vieron obligados a sacarla de la granja, pero siempre han querido que ella aprenda sobre la industria y maneje en un futuro su negocio, que en este momento se encuentra en picada, ya que las personas hoy día prefieren textiles sintéticos que naturales.
Sin embargo, la mala situación económica de sus padres no impidió que a los 18 años fuera a Donegal, la gran capital, en la cual ha residido y estudiado los últimos 5 años, decidió estudiar finanzas y quiso especializarse en mercadotecnia, ha sido la mejor en la clase desde el primer año, los profesores le tienen bastante estima, pero de lo que no tienen idea, es que detrás de esa cara angelical, se encuentra un alma reprimida con ganas de explorar cada uno de sus más oscuros deseos.
La primera vez que mojó sus bragas tenía 14 años, solía coquetear con todos sus compañeros de la preparatoria, los jovencillos se impresionaban con su belleza y cada vez que se le acercaba a uno de ellos, les hacía sentir excitación y deseo, tenía una forma de sentarse recogiendo su falda del uniforme escolar que dejaba entre ver su v****a, jugueteando con su cabello y mordiéndose los labios, ella era simplemente la fantasía de todos los grados. Este tema fue un dolor de cabeza para los maestros, que nunca se animaron a comentarles nada a sus padres Brad y Angelina, ya que siempre han sido unas personas respetadas en la localidad.
Para Sara, salir de su zona de confort no fue tan duro como cualquiera pensaría, de hecho, sintió un gran alivio al poder vivir lejos de casa y estar bajo su propio mando, sin tener que fingir ser una puritana cada segundo, por lo tanto su primer paso en Donegal sería el comienzo de una nueva chica, la nueva Sara, impura y decidida a lograr todo aquello que ella misma se prometió.
Desde el 2013, su vida cambió radicalmente, pues uno de sus maestros considera que se encuentra altamente capacitada para realizar las pasantías de la universidad en una de las empresas más importantes de la ciudad, ella aún no lo sabe, por lo tanto, ya ha platicado con sus padres al respecto para realizar las pasantías en la granja.
Su maestro tuvo que pedirle autorización a la rectora y ella consideró que era una buena idea, la chica tenia merecida esa vacante como pasante en la empresa Imperial C.A, ella fue la única afortunada de conseguir esta plaza en dicha empresa, el resto de sus compañeros tuvieron que conseguir algo por su cuenta, y por supuesto en locales comerciales pequeños.
Ella no tiene muchos amigos en su salón de clase, desde que llegó, siempre se fijaba en los mayores, y como ella ahora ocupa ese puesto, se encarga de seducir a los egresados, le parece que son más interesantes y sensuales.
Una tarde del viernes, su maestro Jack decide darle la sorpresa. –Sara, he pedido que te quedes hasta última hora para darte una gran noticia, contacté con una de las empresas más importantes de la ciudad y logré que obtuvieras un puesto como pasante –le informó muy entusiasmado. –¿Acaso es una broma? Me parece increíble –exclamó con gran emoción. –Sí, tendrás que incorporarte el lunes, tu horario lo arreglamos después, pero ellos necesitan que vayas a ocupar esa plaza.
Sara salió muy emocionada de aquella reunión con el maestro Jack, se siente eufórica y superior a todos sus compañeros de clase, considera que el haber sido la elegida la hace la mejor de toda la facultad.
Ella siempre ha sido la consentida de Jack, desde el primer día él llamó su atención, cumple con muchas de las características que ella busca, no tan joven y con dinero, ellos se han acostado innumerables veces, y en los ratos libres suelen meterse en algún salón donde ella suele practicarle sexo oral.
Han mantenido una relación clandestina, puesto que Jack está casado y tiene una hija, pero el hecho de compartir un hombre sólo alimenta la perversión de Sara, y sabe que su esposa no es buena en la cama, Jack se lo dice a menudo.
Ese lunes, encendió su coche, un carro rojo convertible que sus padres le regalaron como premio por haber sacado las mejores notas cuando aprobó el tercer año, y se dirigió hasta la compañía. Al llegar se topó con un par de rascacielos, y en ese preciso instante su ego se acrecentó aun más, sentía que una parte de su meta se había cumplido.
Se estacionó en el área donde lo ejecutivos más importantes dejan sus coches, el hombre de seguridad no se atrevió a impedirle que se estacionara, quedó completamente perdido con su belleza, la forma en que movía sus piernas hacia un perfecto vaivén con su corta falda.
Ella ingresó a uno de los edificios, y tal parece que la recepcionista se encontraba al tanto. –Sara Brennan, ¿Correcto? –le interroga empáticamente. –Sí, soy yo. –Deberás tomas el ascensor, te corresponde el piso 28.
En este momento su ego se desplomó un poco, pues Sara no ha tenido mucha experiencia con ascensores, por ende, se puso muy nerviosa, siempre le ha tenido miedo a las alturas, finalmente se llenó de valor y marcó el tan conocido piso 28.
Al llegar se topó con una sala de oficinas de lujo, todos se encontraban de un lado para el otro, con papeles y portafolios en la mano, hasta que la vieron entrar, ella es una chica que lleva la sensualidad en cada rincón de su cuerpo, su rostro con una nariz respingada y ojos redondeados color miel decorados con pestañas largas, sin duda no han pasado desapercibidos por todos los hombres e incluso mujeres del lugar, así como su larga y brillante cabellera dorada, y sus pecas esparcidas por sus mejillas y nariz, sin dejar de mencionar su esbelto pero definido cuerpo que dejaron a más de uno con la boca abierta.
Parece que le llegada de la nueva pasante es todo un acontecimiento, pues comienzan a escucharse murmullos, ella se percata de esto, que de hecho la prende aun mas, sin embargo, finge no darse cuenta para brindar una imagen angelical, su típica estrategia para llevarse alguno a la cama.
Todos parecen estar al pendiente de lo que sucede con ella, muchos de los ejecutivos quieren que haga las pasantías en sus áreas, pero quien decidió esto fue nada más y nada menos que Jacob Roquefort, el dueño de la empresa, quién a los pocos minutos la mandó a pasar.
–Buena día Sara, estarás ocupando plaza en el departamento de ventas –le saluda muy sereno y sin detallarla de a mucho. –Buenos días señor Roquefort, para mí es un placer –le dice suavemente y con una mirada dulce. –Pero, ¿Dónde está tu compañero? –Disculpe señor no le comprendo.
El señor se levantó rápidamente del asiento y buscó a un chico que también estaba esperando a la reunión con el jefe, cuando entró, se quedó mirando a Sara de inmediato, de arriba abajo, luego Jacob los presenta, pero ella ni siquiera le voltea a ver, se siente furiosa porque pensaba que era la única pasante. –Bueno, de ahora en adelante serán compañeros en las pasantías, el día de hoy pueden utilizarlo para recorrer los espacios y conocerse más.
Sara lleva puesta una camisa blanca que queda un poco ajustada en la parte de sus pechos, acompañada de una falda pequeña, medias de nylon y tacones de punta que le dan un aspecto muy estilizado.
Ambos salen de la oficina del jefe y quedan en la recepción mirándose, nadie los está guiando, así que James decide dejar su morbosidad a un lado para intentar recorrer junto a ella la mayor parte del área de ventas.
–Bueno, supongo que tendremos que ir solos.
–Sí, no tenemos muchas opciones.
Ese primer día fue bastante incomodo para ambos, James es un chico inteligente y extrovertido con las personas que le generan confianza, pero tal parece que Sara no es ese tipo de amigas que suele tener, él es alto, un tanto musculoso pero no demasiado, tiene ojos verdes y cabello castaño medio, sus facciones son fuertes, que le dan un aspecto bastante varonil, pero esto no es muy llamativo para Sara, quien ya está pensando en cogerse a Jacob.
Lo que no venia venir la joven, era que Jacob parece ser un chico bastante preparado, un estudiante de último año que no tiene nada que envidiarle a un egresado, mientras se encontraban arreglando algunas carpetas con reportes financieros, ella se le queda mirado detalladamente, y puede darse cuenta que su vestimenta es costosa y además se le ve ceñida al cuerpo, pero parece ser el tipo de chico que no sabe que está tremendamente bueno.
Pasaron los días y los jóvenes se conocieron un poco más, Sara lleva una semana sin sexo, y esto es realmente inaceptable para ella, la necesidad imperante de su cuerpo de sentir la adrenalina y placer le hace sentirse bastante incómoda, es algo que desde niña no ha podido controlar.
James se ha dado cuenta se la sensualidad innata de su compañera, ha intentado no mirarle demasiado las tetas por respecto, pero mínimo una vez al día entra al baño de los hombres para dejar salir su frustración de no podérsela coger, a leguas se nota que ella apunta más alto.
Es miércoles, y llega la hora del medio día, Sara tiene hambre y se le acerca a James.
–¿Quieres venir a comer conmigo? –con una mirada bastante pícara.
–Si, por supuesto –le contestó efusivamente.
Ambos se sentaron, y Sara recogió aun mas su pequeña falda mientras se encontraba sentada esperando a que James le sirviera la comida del buffet, además, se abrió un poco la camisa, lo hizo con toda la alevosía para provocar a su compañero, quien notó de inmediato sus senos parados. –Hace un poco de calor, ¿No? –le interroga un poco intimidado. –La verdad es que sí, hace demasiado calor –le contesta mientras utiliza una carpeta de cartulina como abanico, echándose aire directamente a sus tetas y rostro, y masajeando sus labios con su lengua, como si se estuviera refrescando.
James se siente cada vez más inquieto, tanto, que el cualquier momento podría dejar de importarle que hay otros empleados en el comedor, seguidamente le sirve el almuerzo y comienzan a comer, ella lo hace lento y lo mira fijamente a los ojos.
Están ubicados en una mesa pequeña, y como son los nuevos nadie se les sienta al lado, lo cual genera el ambiente perfecto para el comienzo de lo que sería una larga relación perversa llena de lujuria y mucho placer.
Ella se le acerca y con su pierna intenta acercarse cada vez más a la v***a de James, él solo se acerco y mientras comía estaba recibiendo cariños y estímulos con el pie de Sara. –¿Te gusta la comida? –le pregunta con una sonrisa picara. –Sí, esta buenísima –correspondiendo a su perversión, y no quiso perder la oportunidad de llegar a algo más, entonces le propuso algo de una forma sutil. –¿Te gustaría ir a un lugar más fresco?
Ella no le contestó nada, solo se paró de la silla y se dejó guiar por él, James no es el típico chico que se acuesta con una y con otra, pero su deseo por Sara nació desde el primer momento en que la vio, y no quisiera que se la cogiera primero ni Jacob ni ningún otro de los altos ejecutivos de la empresa.
La llevó hasta un pequeño cuarto donde guardan provisiones de papelería, impresoras dañadas y demás implementos de oficina.
–El lugar es un poco pequeño, pero cumple con lo básico –le dice mientras la toma de la mano y la acerca lentamente a su cuerpo.
–A mi me parece que está perfecto, cuanto más apretados estemos, mejor –añadió con mucho deseo en su voz.
El tomó su cintura y la besó lentamente, al cabo de unos pocos segundos sus bragas comenzaron a mojarse, y James ni siquiera le había tocado alguna zona sensible, sólo introducía su lengua y mordía levemente los carnosos y rosados labios de Sara, ella ingresó con bajas expectativas a ese cuarto, ya que no se suele acostar con chicos de su edad, pero el joven resultó ser una caja de sorpresas.
La subió sobre una mesa de fotocopiadora, ella abrió sus piernas de par en par y lo besaba desaforadamente mientras acariciaba su cuello y cabello –¡Quiero que me lo metas ya! –le exclama de forma desesperada. –Sigamos jugando nadie nos está apurando –le contestó, con una voz muy baja, típica de un hombre completamente excitado.
Ella le desabotonó la camisa y comenzó a besarle el cuello, sus ganas aumentaron cuando tuvo de frente ese pecho y abdomen tonificado, digno de ser lamido durante largas y placenteras horas, Sara pasaba su lengua por doquier, nutriéndose de su aroma de hombre.
Cada vez que siente su respiración cerca, siente como si fuera el hombre más privilegiado del mundo al tener a semejante mujer en frente. –Eres tan hermosa –lanza un piropo, sin haberle quitado la camisa siquiera.
Sara no es de romanticismos a la hora del sexo, seguidamente se quitó la camisa y condujo su cara hacia sus senos, él comienza a lamerlos y a mordisquearle suavemente los pezones haciéndola gemir sutilmente –¡Ahh si! ¡Qué bien se siente! Verla tan excitada es como un halago para James, quien se bajó el pantalón y los calzoncillos, y le subió aun más la falda para poderla penetrar, ella hizo a un lado su braga de encaje n***o y rápidamente comenzó a embestirla.
Ella se sujeta fuertemente de él, pues su pene es de un tamaño promedio pero es bastante grueso, tanto, que incluso a una mujer como ella le genera cierto dolor, pero como siempre, el placer se antepone a todo, siguen llevando un ritmo rápido, y ambos se encuentran muy agitados. –¡Que buena estás Sara! ¡Quiero hacerte mía cada día!
Este tipo de halagos son de lo mas cotidiano para la joven, experta en torsiones, gemidos, y movimientos de seducción, pero nunca le habían generado ninguna emoción, y en este caso, le genera mucho bienestar saber que él la desea tanto como para tener sexo cada día, eso era justo lo que estaba buscando. –¡Yo también quiero tenerte todos los días! –le expresa con una sonrisa gratificante.
Estuvieron en un vaivén de caderas, llevando un ritmo armonioso, hasta que fuera el cuarto comenzó a escuchase ruido, como si hubiesen muchas personas afuera, ella es inescrupulosa, no le importaría que los encontraran, pero no quiere perder la oportunidad de quedar fija en la empresa, así que se baja de la mesa, se abrocha rápidamente la camisa y se acomoda la falda, y James hace exactamente lo mismo.
Se sentaron en unas sillas dentro del cuarto hasta que dejaron de escuchar los ruidos, cuando estos cesaron, salieron como si nada hubiese sucedido. Después de esa primera vez la amistad entre ellos cambió, James quedó totalmente impresionado con la belleza y la sensualidad de Sara, y ella, quedó con muchas ganas de sexo.
A raíz de su nuevo empleo se ha alejado un poco de sus amantes, quienes siempre la invitan a salir y a dar paseos en carros lujosos, este estilo de vida siempre le ha encantado, pero le está dedicando bastante tiempo a sus pasantías y en aprender lo mas que se pueda cada día, y a pesar de que la amistad entre ambos va viento en popa, un día, una de las recepcionistas se le acerca.
–No te emociones tanto con ese chico, al cabo de los tres meses de prueba uno de los dos quedará fuera de la empresa –dijo con una sonrisa de satisfacción en su cara.
–¿Qué si estoy emocionada? Vamos, ese sólo es un chiquillo, estoy muy enfocada en lograr mi meta –y le sonríe, haciéndole ver que sus presunciones son equivocadas.
Sara volvió a su puesto de trabajo, sin embargo, estaba consciente de que no podía seguir distrayéndose con James, y que debía manipularlo para que descuidara sus funciones como pasante, ella siempre ha visto por su bienestar, y esta ocasión no iba a ser la excepción, una vez más utilizará su belleza para lograr sus objetivos.
Es lunes por la mañana y James le llevó desayuno y café.
–Buen día, vamos a desayunar –la invita, con una actitud empática y alegre.
–Hola James, lo siento, estoy muy ocupada, no podré acompañarte –le contesta, apenas mirándolo y con un tono arrogante.
El chico se fue por su cuenta un poco consternado, pero invitó a una secretaria y le dio el desayuno que era para Sara, desde ese instante ella cambio su actitud y comenzó a tener una actitud antipática con su compañero, de repente, ella sola revisaba listados de pedidos que llegaban y liquidaba facturas, todas aquellas cosas que hacían juntos, ahora las realizan por separado, él no quiso insistirle mucho, y prefirió coquetear con otras mujeres de la oficina.