El accidente, Parte I

1357 Words
13 de agosto de 2013. Llegó el día del viaje, la familia Jones se encuentra muy contenta ya que van a la reunión anual con la tía Marlye para darle un poco de felicidad y compañía por su cumpleaños; ellos desde que Dara estaba muy pequeña tienen por tradición viajar el fin de semana, independientemente si cae en medio de la semana dicho cumpleaños, aprovechan los días libres para quedarse y compartir un largo rato con la Tía ya que eso la hace feliz. Todo inició porque Dara siempre ha odiado la soledad y el solo hecho de pensar en que la tía pasaba su cumpleaños sola, hizo que desde muy pequeña fuera muy intensa con ir a visitarla, desde entonces lo ha tomado como si fuera una fecha especial para ella. Incluso un día intento escaparse para ir a verla ya que sus padres no pudieron llevarla. Dara se llenó de tristeza y siendo una niña de apenas 8 años tomó esa determinación pero afortunadamente sus padres pudieron percatarse a tiempo, ellos no la castigaron, por lo contrario, reconocieron que era hermoso de su parte preocuparse tanto por su Tía a la cual le tiene gran aprecio y como su segunda madre. Marlye es una persona solitaria ya que su marido murió hace algunos años, mucho antes del nacimiento de Dara y desde allí vive sola debido a que tampoco tiene hijos, nunca pudo cumplir su sueño de ser madre por su severa infertilidad, mientras que el proceso de adaptación nunca fue una opción viable para ella, no le llamaba mucho la atención y solía desacreditarlo porque a su parecer no era lo mismo y no se sentiría igual; ha tenido una historia difícil. Desde que su esposo murió Marley ha llevado una dura batalla que amenaza incluso su vida; estén problemas tales como: la hipertensión y diabetes que suelen empeorar en un estado depresivo como al que lamente ha llegado a estar. Entre ansiolíticos y muchos otros medicamentos que ha probado, los médicos siempre llegan a la misma conclusión y esta es que debe estar más acompañada. La lamentablemente los Jones no pueden ir tan seguido por sus trabajos y estudios de Dara, pero siempre la han ayudado en todo, incluso le sacan provecho a cada momento libre para visitarla y llegaron al punto de contratar una joven estudiante solo para que le haga compañía ya que en su estado no necesita de los cuidados de una enfermera, solo remota compañía. Dara es una niña sumamente creativa y cada cosa que pueda crear con sus manos para ella en un rato, se destacan actividades como: coser, tocar el piano, pintar, tejer, la fotografía, manualidades de todo tipo, cocinar y por último pero no menos relevante, maquillar. pese a su corta edad Dara ama el maquillaje y siempre se informa viendo tutoriales para así ir aprendiendo con su propio rostro cada día. Todas esas actividades causan que Dará compagine aún más con su tía, esta deja que Dara practique sus maquillajes en ella, su principal criterio con respecto a eso es que debe apoyarla para que así se buena en aquellos que tanto le gusta. Al pasar de los años Dara incluso se pone como meta realizarle transformaciones a su tía el día de su cumpleaños, provocando que cada visita le genere una inmensa emoción por compartir con su tía y que ambas se diviertan como siempre lo hacen. —¿Dara ya tienes tus cosas listas?. —grita la madre de Dara desde la cocina con el propósito de aprésurarla. Dara se encuentra en su habitación, está en modo veloz terminando de alistar y a su vez empacar las últimas cosas que va a llevarse, emocionada mueve un objeto tras otro en busca de las cosas faltantes dejando un desastre muy poco convencional en el caso de la chica que suele ser extremadamente organizada pero en este instante el tiempo no está a su favor y sabes que sus padres odian los retrasos; prefiere dejar el desorden intacto para que al llegar de su viaje poder recogerlo con mucha más tranquilidad y desahogo. —Ya voy mamá, estoy empacando, ya casi termino pero necesitaré algunos minutos más porque no consigo mis audífonos y esos si que son importantes. —anuncia con voz agitada aún moviendo presurosamente objetos casi al azar. Dara suele ser un poco distraída, siempre se le pierden sus cosas pero para ella es imposible salir sin sus preciados audífonos ya que uno de los aspectos que caracterizan sus viajes familiares es que ama mirar por la ventana del auto mientras escucha sus canciones favoritas o como les dice ella: “canciones hechas para viajar”, es bastante curioso que les diga así. Luego de tanto registrar por aquí y por allá, Dara consigue sus audífonos en un gran gabinete ubicado debajo de su cama donde suele guardar sus medias, sus ojos se iluminaron al verlos finalmente entre sus manos. —¡Uh aquí están! —sonríe feliz—. ¿Quién rayos los habrá puesto debajo de la cama? Que cosas…—bromea para si misma en voz alta, lo dice en forma de auto burla. Si bien es extremadamente organizada, en ocasiones cuando le cambia el puesto a sus cosas luego es muy probable que no las consiga por haberlo olvidado. Ella es bastante ocurrente y graciosa, sobretodo le encanta hablar consigo misma, siempre ha dicho que hablar solo no está mal, ya que consciente o inconscientemente todos lo hacemos de vez en cuando así que no hay una causa real para avergonzarse de ello, por lo contrario, contribuye a la salud mental. Dara guarda sus audífonos en su bolso de mano y baja rápidamente las escaleras para encontrar a sus padres quienes llevan aproximadamente 5 minutos esperándola en la sala de estar. —¡Listo! Ya está todo empacado de mi parte. —afirma Dara a sus padres con una gran sonrisa en su rostro que permanece. A Dara le enorgullece ver sus maletas ya listas y sentirse conforme con las cosas que lleva allí, no es como uno de esos momentos en los que sientes que se te olvidan cosas y te causa una sensación de incomodidad bastante fea hasta que finalmente si recuerdas que algo que se te quedó. Ella se siente muy segura de no haber olvidado absolutamente nada e incluso empacó cosas que puede usar en caso de emergencia; está más que preparada. —Perfecto mi princesa, es hora de irnos entonces, en el camino desayunamos, ya que no nos da mucho tiempo de hacerlo ahorita, es un poco tarde y la carretera es peligrosa a ciertas horas como para estar haciendo paradas tan largas, saben que yo antes que nada las protejo... —expresa el Sr. Lucas ofreciéndole un guiño a su pequeña hija. Dara y su Madre dejan mostrar una grata sonrisa a su padre por su anterior comentario, de hecho siempre se han sentido protegidas. En estos días siempre los padres de la joven ponen una excusa para no cocinar en la mañana, ellos no lo aceptan pero es ya casi como una tradición familiar desayunar en un viejo restaurant en el camino que está especializado en waffles y como emblemático en la ciudad por todos los años que tiene ofreciendo el mejor servicio, en realidad uno bastante específico, la temática es de vaqueros haciendo que los padres de Dara lo encuentren aún más especial por todo la historia que cuenta. Dara solo asiente con su cabeza con rasgos tiernos ante la indicación de su padre y se dispone a ayudar a sus padres a guardar todo en el auto. El Sr Lucas había arreglado los frenos el día anterior, quería estar seguro de que todo saliera bien, la seguridad de su familia para él siempre es lo primero, incluso está dispuesto a dar su vida por la familia si eso llegase a ser necesario. Por diversas razones siempre se percata de que todo esté en orden minutos antes de salir e incluso la noche enterior; también se asegura de que realizarle mantenimiento preventivo a todo el auto para enviar cualquier incidente.
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