La consulta

2114 Words
Para Michael no es nada fácil los días en los cuales tiene la cita con el Doctor Roberson, su oncólogo, lo que más teme es que su enfermedad empeore. Conscientemente siempre ha llegado tarde porque su propósito principal cada mañana de consulta es retrasar su llegada a la cita con el Doctor; de cualquier manera Michael siempre termina llegando tarde por el hecho de dejarse dominar por el temor, uno que está bien basado en experiencias anteriores; la mayoría de las veces no le da buenas noticias y eso es lo más difícil para él, saber que ya se ha encontrado muchísimas veces en el mismo lugar donde ha sentido un nudo en su garganta porque noticias complicadas lo aterran y ve ese escenario como el peor que puede vivir cualquier persona. Como tal a Michael no le da miedo la muerte sino morir sin haber vivido y desea haber tenido momentos de los cuales sentirse realmente orgullosos cuando suceda, afirma que su mayor logro será tener una gran historia que contar, una que hable sobre todas las aventuras que vivió. El haber ido con Dara para verla antes de su consulta hizo que Michael se sienta más tranquilo, era algo que hasta el momento no había podía lograr con nada ni con nadie; no es de su agrado estar en ese consultorio aunque el doctor le caiga muy bien, ese lugar le trae malos recuerdo y siempre le trámite malas energías que lo hacen sentir apagado y en ocasiones derrotado pero está vez fue diferente gracias a Dara. Hasta cierto punto Michael está impresionado con las nuevas sensaciones que le ha provocado esta chica; él siempre ha pensado que hay personas que nacieron con el poder de darle tranquilidad a otros, lo que él no sabe es que a veces esa tranquilidad que ese tipo de personas transmiten solo fluye con otras que son totalmente compatibles; es una gracia única pero no es para todas las relaciones lo que los hace a Michel y Dara muy afortunados a pesar de todo, ellos han encontrado buena compañía entro si. Ambos han descubierto que a veces no se trata de quien eres sino de quien tienes delante de ti. Luego de una lenta y bastante larga caminata por el típico pasillo triste de hospital, Michael decide acelerar el paso para entrar de una vez por todas a lo que el mismo Michael describe como lugar atroz. La secretaria ya lo conoce y por alguna razón nunca se la han llevado muy bien; ese se debe a lo desordenado que han sido los horarios de llegada de Michael a las citas, siempre termina descuadrando la hora de llegada de los demás pacientes poniéndole muchísimo más trabajo a la recepcionista. —¿Qué tal Katy? —dice con voz nerviosa y a la vez bromista. —¡Otra vez tarde! —Solo se limita a decir tajante la joven secretaria de piel morena y cabello n***o, vestida con un elegante y sencillo atuendo que deja ver su figura esbelta. —¡Te prometo que es la última vez! —asegura Michael rascando su cabeza y ofreciendo una sonrisa nerviosa. El acelera el paso y abre la puerta del consultorio. —Eso dices siempre... —escucha decir a la secretaria molesta sin creer ni una sola palabra de lo que Michael asegura. Al entrar a dicho consultorio con aspecto un poco más oscuro de lo debido, se encuentra con un doctor sentando detrás de un gran escritorio de madera personalizado. El ambiente no es para nada fresco, la mitad de las paredes son grises y la otra mitad están en un empoderado azul Oxford. Más que un consultorio de médico, parece la oficina de un abogado; la mayoría de las decoraciones están en madera rústica haciendo juego con el enorme escritorio. Para los pacientes no es una sorpresa ya que abiertamente se conoce que el Doctor Roberson es un médico muy reconocido en La Ciudad de Oklahoma, lo más acertado que se pudiera analizar es que contrataron a un diseñador para que modificara el consultorio a su gusto; según el criterio de Michael no pensaron mucho en los pacientes, él suele afirmar que un lugar así debería verse como transmitirte una cierta paz, también dice que debería haber mucha luz para así no sentir que además de las malas noticias también el consultorio te abrumará. —¡Llegas tarde chico... —dice el Dr. Roberson con voz muy seria causando que la ansiedad que antes tenía Michael se eleve aún más—. Aunque ya estoy acostumbrando. —Hace una graciosa mueca que marca una leve sonrisa en el rostro de Michael—. Sé que llegas tarde porque te da miedo saber cómo va tu enfermedad, eso me lo contó un pajarito por allí... también sé que es tu cumpleaños así que ven acá dame un abrazo. —El Doctor se acerca rápidamente y le da un fuerte apretón rodeándolo con sus fornidos brazos. El Doctor Roberson es una persona bastante alta, probablemente hasta 8 centímetros más que Michael, su piel es de color oliva y su cabello rizado, naturalmente lleva tonalidades diferentes de un rubio cobrizo; aún con su prestigio no se mortifica por llevar una bata blanca al menos que la necesite, suele enfocarse más en la comodidad y lleva los mismo uniformes quirúrgicos de siempre. Desde hace ya uno cuantos años Michael lo conoce como una persona carismática y a la vez equilibrada; siempre sabe cómo dar una mala noticia, su formulación no es ni muy corta ni muy larga y ante todo suena empática pero nunca insinúa el tener lástima. Si, es especialista para las noticias tanto como para la medicina y eso no solo incluye las malas... Este médico suele tomarse demasiado enserio la mejoría de sus pacientes, incluso realiza reuniones para celebrar los progresos sin salirse de su protocolo ni ética médica. Desde el inicio de la enfermedad de Michael, muchas personas dentro del hospital se lo recomendaron y nunca se ha arrepentido por haber recurrido a él, por lo contrario, se siente afortunado por recibir la mejor atención y ayudas necesarias. Justo ahora Michael espera que por primera vez el Doctor tenga buenas noticias para él. —¡Felicitaciones por tu cumpleaños! No te tengo un regalo pero si una buena noticia, lo que me lleva a mis próximas felicitaciones... Los últimos exámenes que te hiciste salieron realmente bien, tu tumor en el estómago está desapareciendo y con mucha responsabilidad es mi deber anunciarte que estamos poco a poco logrando una mejora en ti bastante esperanzadora; no sería ético de mi parte dar por sentado un diagnóstico de este tipo pero la verdad es que hasta los momentos los pronósticos están siendo magníficos. —declara el médico con sonrisas discretas que se le escapan ocasionalmente. Mientras tanto, Michael no puede dejar de sonreír por la maravillosa noticia que acaba de recibir, en su cumpleaños saber de dichos avances es una de las mejoras cosas que le ha pasado y sin duda alguna, él lo valora mucho. —Eso si que es un gran regalo Doc, realmente me hace muy feliz esta noticia, no sabe lo nervioso que estaba por todo el camino; esto no es sencillo para mí y realmente quisiera tener una vida normal algún día para hacer todas las cosas que quiero lograr. —expresa Michael, sus ojos se cristalizan después de tal declaración tan sincera de su parte. —Tu lograrás todo lo que quieras en esta vida mientras estés vivo, cuando uno muere es que realmente pierde cualquier oportunidad habida y por haber, pero mientras que estés respirando y estés de pie, ten la certeza de que aún tienes oportunidad, yo creo en ti Michael, la pregunta sería ¿Tú realmente crees en ti mismo? Porque puedes lograrlo, sigue así, síguete esforzando como lo vienes haciendo. Admito que aún con tus llegadas tardes eres un paciente ejemplar. —elogia el Doctor Roberson. —De verdad muchas gracias... —afirma con voz entrecortada por la emoción que emana hasta en sus respiración—. Honestamente justo ahora he decidido creerle, no digo que antes no lo hiciera ja, ja, ja —ambos se carcajean ante el comentario de Michael que no sonó como él esperaba—. Lo creo, es solo que tener esta enfermedad no me hace sentir tan seguro la mayoría de las veces y el no tener familia también me hace sentir bastante sólo casi siempre. No quiero sonar pesimista y arruinar el momento así que también tengo una buena noticia, es que conocí a una chica hace poco y realmente siento una linda conexión con ella. —declara Michael tiñendo sus mejillas pecosas de una tonalidad muy leve de rosa pero aún así perceptible. —¡Wow pero que gran noticia es para mi escuchar eso! Ya me parecía algo extraño verte tan optimista. —mofa el doctor llenándose de alegría por la nueva actitud adoptada de Michael gracias a la nueva chica. —Ja, ja, ja, si la verdad, pensar en ella hace que mi estado de ánimo sea totalmente diferente. —explica un poco apenado por ser primera vez que habla de una chica con otra persona—. Ella ahorita está internada porque ha estado un poco mal, creen que pueda tener principios de leucemia pero espero que realmente no sea eso y solo se trate de una confusión con los síntomas o algo así, está esperando los resultados de los exámenes para determinar que es lo que le pasa. —Logré escuchar sobre ella, sé sobre su situación tan delicada y el problema de su rostro gracias a ese terrible accidente que tuvo de niña. ¿Sabes? te lo diré a ti porque te conozco bastante bien y tenemos confianza, yo observé detenidamente el caso de Dara, dudo mucho que ella tenga leucemia; sus síntomas no han sido tan frecuentes para eso, además de no tener las características típicas de la misma enfermedad, no soy su médico pero si lo fuera quizá no la hubiese diagnosticado tan pronto. —Bueno, según lo que sé ellos solo plantearon la posibilidad. —indica Michael. —Comprendo... Bueno, a veces no es bueno hablar de las sospechas con los pacientes, estoy seguro que su médico tuvo buenas razones y para nada lo estoy desprestigiando pero debió ser más precavido; dudo mucho que tenga cáncer Michael, no te alarmes. —recomienda con mucha confianza el Doctor Roberson. La perspectiva profesional del Doctor Roberson provoca un gran alivio a Michael, para él escuchar eso fue también parte importante de lo que está haciendo de este día uno de sus mejores cumpleaños. —Ni se imagina lo mucho que me tranquiliza escuchar sus palabras, nuevamente gracias. —agradece el joven poniendo una mano en su pecho y sintiendo como su corazón amenaza con salirse por la emoción. El Doctor asienta con su cabeza como gesto típico de cordialidad. —Es una chica agradable, tuve el placer de hablar con ella un par de veces en el pasado, me hace feliz saber que no eres de las personas que se dejan llevar por el físico de una persona. —afirma el médico orgulloso—. Cualquier cosa tu no te preocupes, yo puedo asesorarte en cualquier diagnóstico que escuches sobre ella. —Nunca he sido de esa clase de personas, es lo peor la verdad, abrir tu mente y dedícate a ver lo aspectos más bellos de una persona y muchas gracias por su consejo, créame que lo haré. Por cierto Doc, ¿Qué recomendaciones me va a mandar? Y ¿Cuándo tengo que volver a venir? —pregunta curioso. —Bueno lo mismo de siempre, no comer nada que contenga azúcar a excepción de hoy porque es tu cumpleaños—. explica con gracia—. Y sin embargo, ¡No abuses!... Los horarios de comida siguen siendo los mismo, sabes que deben ser estrictos, nada de grasas ni carnes rojas, preferiblemente sopas de verduras y los lácteos deben ser todos light. Sigue viniendo una vez por semana, si te sigues cuidando como lo estás haciendo hasta ahora puede que esta enfermedad que tienes termine más rápido de lo que crees; las medicinas, el tratamiento y la dieta están haciendo un gran efecto en tu recuperación. —expresa con alegría. El doctor abraza a Michael y lo acompaña a la salida del consultorio, las últimas palabras que le dice es que realmente quiere que mantenga siempre un buen ánimo, ya que tener buenas vibras es la clave para que las cosas te empiecen a salir realmente bien en el día a día de la vida.
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