— Buenos día...aaaah!— Paige soltó un grito fuerte que hizo que Jeff saltara de la cama y cayera al suelo. — ¡¿Qué rayos…?! ¿Qué te pasó?. Me acosté boca abajo y cubrí mi rostro con la almohada. —No dormí en toda la noche. Hablar de Dave, pensar en Max, luego besar a Dave y revivir parte de aquel recuerdo prohibido, ¡Oh! Y recibir un mensaje, en la madrugada, de Max, deseándome buenas noches, casi a las tres de la madrugada (A esa hora se iba a dormir, lo sabía muy bien por las veces que me había quedado a dormir con él) me tenían vuelta una licuadora de emociones. Pero Max no era quien ocupaba la mayor parte de mis pensamientos en ese momento. Mis ojos estaban resecos, parpadeaba para que se humedecieran, pero no servía de nada. — ¿Por qué? ¿No me digas que Dave y Úrsula se la pasaro

