Capítulo 10

3296 Words
El lunes pasó rápidamente. Tuve que aplicar algunas pruebas a personas que habían sido seleccionadas para algunas empresas. Ese era mi trabajo. Colaborar con recursos humanos, y mi opinión no siempre fue escuchada. Tenía buenos compañeros, el dueño de la empresa era simpático y joven y a veces me invitaba a salir y yo siempre declinaba amablemente, ya que nunca se me pasó por la cabeza involucrarme con mi jefe, por muy encantador que fuera. No me gustaba mucho trabajar ahí, pero eso fue lo que apareció en mi zona apenas llegué a la ciudad. Todavía tenía la intención de montar una oficina y hacer consultas privadas, pero el lugar donde trabajaba me pagaba bien y me daba estabilidad económica. Así que no tuve el coraje de correr el riesgo. Cuando llegué a Dreamworld me di cuenta de que las luces del apartamento de Therry estaban encendidas. Me pregunté si debería o no ir allí y hablar con él de una vez por todas para terminar con todo lo que había entre nosotros. Me pareció extraño que no me buscara, ni siquiera me llamara. Miré el reloj y recordé que cenaría en casa de Carlos. No quería hablar con Therry a toda prisa, aunque ni siquiera estoy seguro de que tuviéramos mucho de qué hablar además de terminarlo de manera oficial, lo que en realidad nunca sucedió. No nos caíamos bien y nuestro noviazgo era lo más superficial del mundo. Hasta ahora no entendía cómo lo dejaría llegar a donde llegó si me gustaba. De todos modos, lo arreglaría más tarde. Por el momento mi mayor objetivo era unir a Samantha y Carlos. Y esperaba que mi ansiedad por esta relación fuera simplemente porque quería ver a mi amiga feliz con un hombre al que le gustara. Llegué a casa , me di una ducha rápida, me cambié de ropa, me até el pelo y me fui. Llamé a su puerta exactamente a la hora acordada. - Ariane, qué sorpresa. – dijo mientras abría la puerta con un paño de cocina apoyado sobre su hombro. - Bueno, me invitaste. - Yo se. – dijo riendo. - Estoy jugando contigo. Me reí. Me senté en la habitación. Su apartamento estaba muy bien decorado y acogedor. Fue a la cocina y el olor a comida estaba por toda la habitación. Buen olor. No pude evitar comentar: - Huele genial. - Modestia aparte, soy una gran cocinera. él gritó. - ¿Qué estás preparando? - Kibbeh asado, hummus y pan plano. - Wow... Tengo muchas ganas de probar todo. Nunca había comido nada de lo que mencionó. Era una cocinera terrible, pero me encantaba comer. Cuando no tenía a mis amigos con quienes cocinar, tenía que pedir algo para llevar a casa o arreglármelas con un sándwich cuando me sentía perezoso. Pero probar una cocina de otro país y ser preparada por un hombre que creo que vino de allí fue extremadamente emocionante. Observé la mesa puesta de una manera muy convencional. Y todo estaba preparado para tres personas. Tenía un poco de curiosidad sobre a quién más había invitado, después de todo, había dicho que habría alguien para que no confundieran nuestra cena con una cita. Pronto salió de la cocina: - Todo preparado. - ¿Quién es la tercera persona? Yo pregunté. - Sorpresa. - Samantha Estoy seguro de que no lo es. - dije tratando de adivinar por eliminación. - No, no es Samantha. Tenía mucha curiosidad, pero preferí no continuar con el tema. Me asustó que fuera Therry, pero no creo que solían hablar mucho, así que probablemente estaba fuera de discusión. Ni siquiera sé si sabía que estábamos saliendo. Se sentó a mi lado y dijo: - Está bien, vayamos al grano. - Lo haremos. - dije riéndome de su practicidad. - ¿Sabes que quiero hablar de Samantha? - Lo sé... ¿Y en qué te puedo ayudar? - Bueno, sé que le gusta Jonathan, o al menos eso cree. - Sí... - Y sé, afortunadamente, que él no siente nada por ella. - ¿Felizmente? - Afortunadamente para mí. Él lo arregló . - En cierto modo, sí. Pero, ¿cómo puedes estar tan seguro de que no le gusta? - Creo que todo el mundo lo sabe. - Verdad. - Estuve de acuerdo. Creo que nadie entendió realmente que no había interés en Jonathan en Samantha. - Estoy enamorado de Samantha, desde la primera vez que la vi. No soy un hombre muy de moda. En general, soy bastante reservado. Solo me encuentro contigo aquí en el condominio, en fiestas y los domingos para almorzar. No suelo ir a bares y cosas así, como ella. - Si, lo sé. Pero sabes que le gusta salir, el bar, la discoteca y todo lo que a ti no te gusta, ¿verdad? - Soy consciente de esto. - Sé que está un poco obsesionada con Jonathan. Entonces ella no tiene ojos para nadie más. - Ni siquiera me conoce. Y ni siquiera me da una oportunidad. ¿Por que yo no? - Ella te conoce... Poco, pero lo hace. También porque, como bien dices, eres muy reservado. - Mi camino es así. Pero evolucioné... Incluso tuve el coraje de invitarte a ti, su mejor amiga, a cenar aquí y hablar de mis sentimientos. – dijo riendo. - Cierto... Fue valiente de tu parte, Carlos. - No quiero esperar más. - ¿Y por dónde entro en esta historia? - Tal vez hables bien de mí... Observa mis cualidades en las conversaciones que tengas... - Yo ya hice eso. Pero es difícil lograr que se desconecte de Jonathan. - Esto pasará y lo sé. No es muy apegada a nadie. La he observado desde que la conozco. Ella está así porque Jonathan no la quiere y creo que este logro es una cuestión de honor para ella. - Tal vez... Pero no estoy muy seguro de si realmente no le gusta. Lo que sí sé es que quieres lo mejor para ella. Samantha es mi amiga y es una persona excepcional. Solo quiero que ella sea feliz y si estoy aquí ahora mismo hablando contigo es porque creo que tú puedes hacerla feliz. - Sí, sé que puedo... Y sé cuánto se merece sonreír y vivir más ligera. - Sólo quiero lo mejor para ella. Y siempre me di cuenta de lo interesado que estás en ella. Ni siquiera tendrías que haberte abierto a mí... Ya lo sabía. Se llevó las manos a la cabeza y dijo sonriendo: - Es bueno escuchar eso, Ariane. Me alegro mucho de que alguien me escuche y me hable al respecto. Es difícil abrir mi corazón de esta manera. Y, por supuesto, no quiero obligar a Samantha a nada... Después de todo, somos adultos. Pero sé que si no tengo una mano amiga detrás de ella, nunca me verá como el hombre posible en su vida. Me reí y confesé: - No creo que seas el tipo de hombre que le gusta. Por lo tanto, debe intentar hacer algunas cosas diferentes, como, por ejemplo, dejar más claro su interés en ella. A ella le gusta esto. No le va bien con hombres tímidos o habladores. Le gusta... La acción. Creo que esta es la palabra. - Ya veo... - Dijo mirándome realmente interesado en mis palabras. Estaba feliz por Samantha. Me pareció muy sincero en sus sentimientos y no puedo recordar la última vez que un hombre realmente valoró a mi amigo. - Yo tengo una idea. Los miércoles, Helena suele preparar la cena para Daniel. Siempre comemos juntos con ellos. Inventaré alguna excusa y me iré, dejándolos a los cuatro juntos. Así que te doy la oportunidad de hablar con ella y empezar todo esto. - Eres un ángel, Ariane. - Carlos, no soy un ángel. - Yo hablé El sonido del timbre detuvo su conversación. Fue a contestar. Cuando vi a Jonathan me quedé confundido y sin palabras. Saludó a Carlos y se sentó sin contemplaciones a mi lado en el sofá. - Buenas noches, Ariana. - Saludó con esa sonrisa que solo él tenía. - Buenas noches. Dije, mirando hacia abajo. Entonces miré a Carlos, buscando una explicación, que no llegó. Él solo me sonrió, como si estuviera contento de que Jonathan estuviera allí. Me di cuenta de que tal vez fue intencional de su parte: juntarnos a mí y a Jonathan para tratar de vincularnos de alguna manera, y así sacar a Jonathan del camino de Samantha para siempre. O tal vez tenía la esperanza de que Jonathan se enamorara de mí, sin posibilidad de que él y Samantha volvieran a estar juntos. O tal vez... Tal vez... Ya no sé lo que debería pensar. Ni siquiera si quisiera pensar. Estaba seguro de que no podría estar cerca de ese hombre de nuevo. Perdí mi fuerza y seguridad cuando estaba con él. Y me lo prohibieron. Carlos volvió a la cocina, quizás a buscar los platos que servirían para la cena. Me quedé allí, con Jonathan, solo una vez más, mi corazón tratando de salirse de mi pecho. - ¿Por qué te ves así cuando estás cerca de mí? preguntó de repente. Lo miré y dije: - ¿Que forma? Soy normal. – pero mi voz apenas salió. - Parece que te hago perder la seguridad. Lo miré y dije: - Está usted equivocado. ¿Por qué perdería mi seguridad a tu alrededor? - Entonces, si me equivoco y te sientes cómoda cuando estás conmigo, ¿vamos a cenar esta semana? Los dos, sin nadie más. Me sorprendió la invitación y sobre todo su última frase “los dos, sin nadie más”. no debería ir no pude ir Pero pensé que el miércoles tenía la intención de dejar solos a Samantha, Carlos, Daniel y Helena, en una cita doble. ¿Entonces por qué no? Porque no estás realmente segura con él, porque te deja expuesta y despistada, me dije. Pero al mismo tiempo necesitaba probarme a mí mismo que podía salir con Jonathan sin involucrarme con él. Ya no era un adolescente. Yo era un adulto, responsable, financieramente estable y bien resuelto. - ¿Porque no? - dije con una calma que estaba lejos de sentir en ese momento. - ¿Miércoles? - Pensé que no lo harías. - El confesó. - Puedo volver. - yo dije. - No acepto un no por respuesta. - Pero... no me gustaría que fuera en tu apartamento. - Yo pregunté. - Por supuesto. no sería Te mereces más que una cena en mi apartamento. No dejaba de pensar que su intención era tratarme como a todos los demás: yo solo era parte de una más de sus conquistas. Quizás la última que faltaba en el Mundo de los Sueños, ya que Helena estaría fuera de discusión por ser la prometida de su mejor amigo. O tal vez incluso trató de conquistarla. De nada me servía seguir pensando que había una persona en su vida porque a lo mejor ni siquiera la tenía. Todo podría ser parte de un plan. Y pensándolo bien, supe que Jonathan no era más que un conquistador, un coleccionista de mujeres y conmigo no sería diferente. Me quedaba por saber decir que no a su encanto incontrolable y contenerme. Pero una cena no significaba más que una cena. Esa etapa la ganaría. - Que quede claro que no quiero en tu apartamento por culpa de Samantha y Therry. - Expliqué. - ¿Siguen juntos tú y él? ¿Lo perdonaste? - Aún no hemos hablado. - Confesé. - ¿Como asi? Después de todo lo que pasó, ¿no hablaron de eso? - No. - Yo solo dije. No quería hablar con él sobre mi complicada relación con Therry. - Entonces... ¿Sigues siendo la novia de Therry? - Teóricamente hasta que lo vea, sí. - ¿Eso quiere decir que es cuestión de tiempo, porque vas a acabar con todo? - Sí... - Dije confundido con la cantidad de preguntas de él. – ¿Dónde vamos a cenar? Pedí cambiar de tema. - Voy a reservar un restaurante maravilloso. - él dijo. – Estoy seguro de que te gustará. - ¿Estás tratando de impresionarme, Jonathan? - Mucho más que eso. Me sorprendió su sinceridad. Jonathan realmente sabía lo que quería y haría cualquier cosa para conseguirlo. Por suerte ya había descubierto su intención de ponerme en la lista de mujeres con las que se acostaba. Yo era mucho más inteligente de lo que pensaba. Hombres como él los conocía de lejos. El hechizo sería contraproducente para el hechicero. No funcionaría para mí. Qué tonta fui al pensar que podría haber algún tipo de sentimiento de él por mí. Creo que la falta me hizo pensar eso. Al mismo tiempo, aún consciente de sus intenciones, me hizo temblar por dentro. Y eso no lo pude evitar. Y sí, me hizo sentir insegura, por mucho que intentara pensar que no lo hacía. Creo que si intentara besarme en ese momento, no podría evitarlo, como lo hizo en la piscina. De hecho, tenía muchas ganas de que él me besara de nuevo. ¿Qué me estaba pasando? ¿De verdad estaba pensando eso? Lo miré y traté de convencerme de que simplemente era Jonathan, mi vecino no tan cercano y no tan lejano, el exnovio de mi mejor amiga. - Ariane, necesito confesarte algo. - No quiero escuchar. – sí, en realidad dije eso porque tenía miedo de lo que diría. - ¿Por qué no quieres oírme? preguntó sorprendido. - Porque no me importa lo que tengas que decir. Ni siquiera somos amigos para que me confieses algo. - Bueno... Entonces tal vez ya sabes lo que tenía que decir, ¿no? - Jonathan, no insistas... No lo pongas todo más difícil. - yo pedí. Carlos vino de la cocina con un hermoso plato y me sentí aliviado cuando lo vi. La conversación terminó con Jonathan. Salvado por Carlos y su comida árabe. - Está todo listo. Solo ven a la mesa y prueba mis platos favoritos. No era solo el olor de la comida lo que era bueno. Ella era sabrosa. Nunca pensé que la comida árabe fuera tan buena. Mucho menos que Carlos fuera tan buen cocinero. - Wow, esta comida es fabulosa. Estás aprobado en la cocina, Carlos. - elogié. - Bueno, solo dices eso porque aún no has probado mi comida. dijo Jonatán. Lo miré, que no se reía. No sabía si era una broma o si hablaba en serio. Si hablaba en serio, lo encontré ofensivo para Carlos. - Entonces creo que necesitas hacer que pruebe tu comida. - dijo Carlos riéndose. No me sentí muy bien con la apariencia de los dos. Inmediatamente sentí que había algo allí que yo no sabía. Y ni siquiera estaba seguro de querer saberlo. Me hizo querer levantarme e irme. No me gusta que me traten como un idiota y así me sentí en ese momento. Parecía todo planeado y simplemente no entendía la verdadera intención de los dos. Se me pasó por la cabeza que incluso podría haber sido idea de Jonathan, como una forma de conseguir que Samantha lo dejara en paz. De todos modos... sonreí y fingí que todo estaba bien. - ¿Te gustó mi invitada, Ariane? preguntó Carlos. Ahora me hizo querer irme. Sí, estaban bromeando. ¿Incluso Carlos, que inicialmente parecía un hombre inocente y apasionado? Ni siquiera sé si ya se merecía a Samantha. - Si no me hubiera gustado, ¿habría hecho alguna diferencia? Pregunté irónicamente. Hubo un silencio, entonces Jonathan dijo seriamente: - Lo haría, por supuesto que lo haría. No quiero quedarme aquí si no es de tu agrado. - él dijo. “Si te molesto de alguna manera, no me importa irme. Vi que realmente estaba a punto de levantarse y salir de allí. Así que puse mi mano en su brazo y dije: - No estuve. Los dos me miraron inmediatamente. Inmediatamente quité mi mano de su brazo. Estaba confundido por lo que dijo. Parecía que mi opinión le importaba. Que no quería quedarse allí si no me gustaba su presencia. Por un momento pensé que podría estar equivocado acerca de él. Pero era mejor no pensar más en eso. La noche ya había tenido demasiadas sorpresas así que traté de probar la comida y hablar lo menos posible para no comprometerme con nada. En este caso, nada que me vinculara con Jonathan. Después de que Carlos recogió los platos me ofrecí a ayudar con los platos y aceptó. Solo Jonathan fue a ayudar también. Mientras limpiábamos, hablábamos de nuestros trabajos y fue aún más divertido que los momentos que tuve con Jonathan antes de la cena. Estaban acostumbrados a limpiar sus propias cosas, al igual que yo. Me reí cuando Jonathan informó que Daniel era muy desordenado y él, extremadamente organizado, a veces se encontraba maldiciendo a su amigo como si fuera su esposa. Les confesé lo mal que estaba en la cocina y que tenía la costumbre de limpiar. Luego fuimos a la sala y Carlos puso música para que la escucháramos. El reggae era nuestra preferencia. Fácilmente nos involucramos hablando de los ritmos que nos gustaban y de las bandas. Al final, pensé que la cena fue bastante divertida. Si me hubiera relajado antes, lo habría disfrutado más. Cuando empezamos a hablar de Samantha, me sorprendió saber que Jonathan conocía los sentimientos de Carlos por ella. Y estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para ayudar a Carlos. Informó que quería que Samantha fuera feliz con alguien a quien realmente le gustara. En ese momento me di cuenta de que no había forma de que Jonathan volviera a salir con Samantha. Ni siquiera creo que tendría sexo con ella, incluso si ella solo quisiera. Mientras hablábamos y lo escuchaba hablar sobre sus deseos, planes y todo lo demás , me di cuenta de lo mucho que quería saber sobre Jonathan. ¿Es porque? Era inútil tratar de engañarme a mí mismo, me estaba interesando en él. - Yo... tengo que irme. Esta tarde y mañana trabajo. - dije levantándome. - Vaya, todavía es temprano. - Dijo Jonathan mirando el reloj. Ni siquiera sabía la hora, pero quería irme. No era seguro quedarme allí o podría terminar en su cama por la noche. Y peor: yo invitándolo. - No... No es temprano. Realmente necesito mis 8 horas de sueño. - Bromeé. - Disfruté de tu compañía. Carlos confesó. “Ha pasado un tiempo desde que me divertí con la gente normal. - él se rió. – ¿Podemos repetir en otro momento? - Por supuesto... Fue agradable. - Confesé. Mientras me dirigía a la puerta, Jonathan vino conmigo y me preguntó: - ¿Sigue en pie nuestra cena del miércoles? - Sí. - yo dije. - ¿A qué hora te recojo? - Ni se te ocurra ir a recogerme. Nos encontramos... Frente al bar. - yo dije. - No quiero problemas con Samantha. De hecho, parece que estoy haciendo algo mal al salir contigo. Se sentiría herida si nos viera juntos. - Todo bien. Te veré allí a las 8 en punto. - Está bien... Y por favor no comenten con nadie más. Hago esto por Samantha, créeme. Para que pueda tener este encuentro con Carlos y tal vez volver a ser feliz. Ella es muy importante para mí. - No se preocupe. seré discreto. – aseguró . - Gracias. - Buenas noches mi amor. – dijo guiñando un ojo. Me reí a carcajadas, encontrándolo totalmente innecesario de su parte y volviendo a comprender que todo era parte del plan de conquista de ese hombre: - Buenas noches, Jonatán. Pero no eres mi amor.
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