Jordan Me costó abrir los ojos al principio. Cuando lo hice noté todas esas miradas en mí y deseé no haber despertado. Michaela y Mauricio estaban sentados a cada lado del borde de la cama. El señor Nicolás se encontraba a los pies y Alexander todavía seguía allí, sentado en un sofá cerca a la ventana. Me alivió saber que ya se había puesto ropa seca y su cabello no tenía rastros de haber estado húmedo. Quise agradecerle por salvarme pero las manos de Michaela se pusieron sobre las mías, observándome con preocupación. –¡Cariño! ¿Cómo te encuentras? El médico dijo que no había de qué preocuparse, pero que tal vez podrías sentir dolores de cabeza. –¿Médico? –Cuestioné– –Vino mientras dormías, te revisó y dijo que tan solo te habías desmayado por el shock. –Princesa… –Intervino Mau

