Jordan Sentí algunos llamados tras de mí cuando me dirigía a algún lugar privado que me permitiera descargar toda la frustración que llevaba dentro. Llegué hasta una de las caballerizas más alejadas y vacías, desde donde se divisaba la plantación de uvas de la familia. Sabiéndome lejos de todos y a solas, me di el gusto de dar un grito que expresara toda la impotencia del momento, acompañándolo con un par de pisotones. Frente a mí apareció una valla de equitación de madera, era prácticamente de mi altura y estaba pintada de rojo y blanco. En un arranque impulsivo caminé hacía ella y empecé a golpearla con los puños como si fuese un saco de box. Todo llegó a mi mente mientras le daba puños duros a la barrera, la sonrisa malévola de Fabrizio, la fotografía de mi abuela maniatada, Mi