Alexander
Presentarme a tan altas horas de la noche en casa de Samuel solo significaba algo de suma importancia. Y no era para menos, en tan pocas horas me había encontrado a Jennifer con Gian Monti, la había visto llorar hasta casi sucumbir al hecho de consolarla y por si fuera poco, Irene me había sembrado la angustiosa duda de una paternidad que desconocía.
Samuel llenó mi vaso de bebida una vez más antes de terminar de oír todo lo que tenía para contarle. Mi amigo era una persona calmada y despreocupada en situaciones difíciles pero esta vez le fue difícil esconder la incomodidad que le producía saber de Irene.
–Necesito que le pidas a ese investigador que contrataste que averigüe sobre Leonida Castelli. –Extendí sobre la mesa el papel doblado que contenía los resultados de la pru
