Alexander Observé a través del gran ventanal de la capilla como Bianca cambiaba de dirección antes de llegar a la entrada. Parecía tan apresurada e impetuosa que por un momento llegué a creer que quería que la siguiera. Me deshice de unos cuantos conocidos en el camino y por fin pude soltar la mano de Marcela, ya había jugado a ser el esposo perfecto lo suficiente. El camino me llevó hasta la parte lateral de la capilla, justo en donde se encontraba un enorme retrato de Arianna. Mismo lugar en el que casualmente hallé a Bianca, junto a Jennifer y el detestable de Gian Monti. –Eres igual que ella, traicionaste el amor de Arianna. Planeabas dejarla plantada en una boda con casi toda Roma como invitada. Están cortados con la misma tijera… Ni siquiera sé para qué regresaron si su ridículo

