RECUERDOS DEL AYER

935 Words
{LUKE} Se me caen los ojos, se me caen... Me despierto sobresaltado y giro la cabeza hacia todos lados. Me he dormido y no quería, no estando los mordedores tan cerca. Llevo casi dos días sin dormir, desde el ataque a Mercury. Todo fue muy confuso. No tengo ni idea de cómo he llegado a las ruinas de las casas de Mercury. Recuerdo el dolor de la bala en el hombro, recuerdo la sangre a mi alrededor, recuerdo que la visión se me volvió borrosa y luego nada más, me desmayé. Cuando desperté, ya estaba aquí, en las ruinas, y había alguien conmigo, Adolf, un joven de unos veinte años, el único adulto que había en el campamento, aparte de Noah y Leo. Me explicó que me había llevado hasta aquí cuando me encontró inconsciente porque las cosas en el campamento y por las afueras de Mercury se habían vuelto un caos, el único lugar más seguro eran las casas arruinadas de Mercury. Me curó la herida, por suerte Adolf se había llevado una mochila con un kit de primeros auxilios, agua y algo de comida enlatada cuando salió corriendo del campamento al ver que la situación estaba descontrolada. Me encontró a mí y se encontró con muchos mordedores rondando por Mercury así que se fue a la zona más segura que quedaba, donde estamos ahora. Pero no pude quedarme quieto, no sabiendo que mis amigos podían estar en peligro. Intenté levantarme pero no podía, estaba demasiado débil y cansado. Adolf me insistió en que debía de reposar pero yo le insistí en que debía de salvar a mis amigos, así que él lo hizo por mí. Me dejó un cuchillo para protegerme y él se fue a ver si encontraba algún herido o algún superviviente. Se lo agradecí con una sonrisa, necesitaba encontrar a mis amigos. Cuando Adolf se fue, me quedé completamente solo y me puse a revisar lo que había entre los escombros de la casa en la que estaba. Encontré unos prismáticos y con el aparato pude ver el caos que se desataba en el campamento, la gran cantidad de zombis que se apiñaban allí, a unos kilómetros de donde me encontraba, y dudé de que alguien hubiera salido con vida. Vi un coche pasar en medio de la multitud, pensé en gritar para que me recogieran pero eso solo atraería la atención de los mordedores. Así que me quedé esperando, esperé todo un día y Adolf seguía sin venir. Y hasta ahora, después de esperar unas horas más, sigue desaparecido, lo que me lleva a pensar que ha muerto o que era Adolf el del coche y se ha ido sin mí, dejándome en una ciudad ahora invadida. Los mordedores se han hartado de rondar por el campamento y se están esparciendo, no tardarán en llegar hasta aquí así que cojo la mochila de Adolf, meto los prismáticos y el pequeño cuchillo afilado y empiezo a caminar, alejándome de esos monstruos. Camino dolorido puesto que todavía me duele el hombro derecho pero aguanto. Por suerte, la carretera está desolada y no hay zombis a la vista. Necesito encontrar agua y comida, hay poco en la mochila. Y armas, y un coche donde refugiarme por las noches. Si sigo solo, no voy a aguantar mucho en mi estado. Después de caminar sin cesar unas horas, me encuentro con algo que no me esperaba, una moto tumbada en medio de la carretera, al lado de un granero. Me acerco sigilosamente y compruebo que el depósito está lleno y la llave está puesta en su ranura. Es muy raro. Aquí tiene que haber pasado algo. Me escondo tras unos matorrales y espero unos minutos para comprobar que no sea de nadie. Y si es de alguien, pues que se aguante, yo la necesito más. Puede que su propietario esté en el granero, de todas formas no quiero averiguarlo por si es un enemigo. Pongo la moto en pie y me subo en ella, giro la llave y arranco. Funciona perfectamente. Me cuesta equilibrarme pero le acabo cogiendo el truquillo. Nunca antes había montado en una moto pero sé como utilizarla. Y no hace demasiado ruido, es perfecta. Sigo conduciendo por una carretera desconocida, ya bastante lejos de Mercury, hasta que empieza a oscurecer. Doy una vuelta por los alrededores hasta que encuentro una casucha pequeña en medio de un huerto abandonado que seguro que ya nadie cuida. Dejo la moto escondida tras los troncos de unos árboles y me dirijo a la caseta con el cuchillo en mano. Abro la puerta y me preparo para a****r con la mano izquierda, el brazo bueno, pero no hay nadie, mejor para mí. La caseta solo tiene un sillón sucio y viejo, y una hacha al lado de este. Coloco el sillón tras la puerta y me dejo caer rendido. Ha sido un día muy duro, me duelen las piernas de tanto caminar. Abro una lata de comida y, sin mirar siquiera lo que es, me la termino enseguida, estaba muy hambriento. Luego bajo la comida con un poco de agua. Después duermo, duermo toda la noche y cuando me despierto, ya está amaneciendo, ya estoy descansado y puedo volver a partir hacia un lugar más seguro que este. Guardo el hacha que he encontrado en esta caseta y aparto el sillón de la puerta. Salgo y me acerco al lugar donde dejé la moto. Pero no está, ha desaparecido. En su lugar, solo hay huellas en la tierra y un papel doblado por la mitad. Es una nota. Despliego el papel y leo lo que hay escrito: "NO DEBERÍAS COGER ALGO QUE NO ES TUYO."
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD