Rode
Despierto lentamente y abro los ojos, la cegadora luz que entra por el ventanal de mi departamento me hace apartar la mirada haciéndome notar otra presencia en la cama. Abro los ojos como platos al ver a mi jefe envuelto entre las sábanas, su trabajado torso se encuentra al descubierto haciendo que mis mejillas se sonrojen notablemente.
Gracias a Diosito que no está despierto, sino estaría frita.
Sus labios entreabiertos me hacen recordar las dos veces que nos hemos besado, y sin duda quiero repetirlo. Me mantengo quieta para no despertarle, dado que me tiene totalmente cubierta con sus brazos.
Debo estar hecha un asco, pero poco me importa eso. Patrick vio anoche mi peor versión, y solo estuvo aquí hasta que me quedé dormida. Lo que me sorprende es que aún siga aquí, y más aú
