Por fin termino el día de clase, y – para mí suerte – el profesor de química estaba enfermo, por lo que, no tuve exámenes sorpresa por los cuales preocuparme. Bajé por las escaleras del segundo piso, junto a Jaden y Johana, rumbo a la cafetería; en el camino, les conté sobre la aventura que tuve esa mañana para entrar a la academia; entre risas y carcajadas llegamos a los casilleros, Jaden buscó el suyo con rapidez, mientras que nosotros esperamos a que guardará sus libros dentro del mismo, pues ninguno de nosotros llevamos nada y mí mochila estaba llena de agua. Tomamos camino hacia la cafetería, en el camino, Johana y yo empezamos a hablar. - Ey, ahora que lo recuerdo, tú no me contaste lo que dijeron tus padres sobre el dibujo de tú hermanito – un silencio nos cruzo por unos seg

