¿CUÁL ES EL MISTERIO?

1199 Words
Cap. 10 - ¿CUÁL ES EL MISTERIO? -Nos reímos mucho- relata Amelié -aunque lo sucedido a mi hija Marita, la más pequeña, me tiene muy preocupada-. Claro que lo más jugoso vino luego de la lectura. Al profe en cuestión le sacamos el cuero por razones obvias, porque era viejo pelado y barrigón. No entendíamos como pudo excitarse con eso. Carcajadas y bromas, sugerencias varias colmaban el sitio, sin importar quién oyera. Ni los conocidos. Alguien en particular miraba mucho a Liza, a mí no se me escapa, pero con el tiempo supimos quién era. En fin, la pasamos muy bien. A mí me seguía molestando la historia que contó mi hija y les pedí silencio y lo conté de corrido. Me salió de ese modo, tan auténtico que las callé de golpe. -Algo le pasó a Marita, y las necesito- grité- -Dalé, hablá,- dijeron a coro -Anoche la dejé que fuese a dormir a la casa de su amiguita, Magdalena. Saben que conozco a su familia desde que vinieron al barrio. Son divinos a pesar de que oí que el matrimonio está en problemas y … -al grano- se oyó a Ro.-. -Ok, la dejé que se quedara a dormir, - decía, estuvieron juntas en la pile, se cansaron y lo que daba por descontado no ocurrió- - ¿Qué? - dijeron todas. - ¿Me dejan contar? El tema es que se metieron en la casa abandonada, la de al lado de los Aguirre, ¿Saben de cuál hablo? ¡Malditas mocosas y su curiosidad! Anduvieron revisando lo que quedó, cuando partieron sin motivo aparente, ¿Recuerdan? Dejaron juguetes y muebles varios, las camitas infantiles prolijamente tendidas. La cuestión es, que luego de mucho jugar y llenarse de tierra, se acomodaron para contar historias de fantasmas, como dice Mar y se quedaron dormidas. Antes o en algún momento, se dieron la mano para sobrellevar el miedo que se habían provocado. La nena dice que siempre lo hacen, que duermen de la mano- - ¿Y? - dijeron todas. -¿Me dejan contar? La distancia entre las camitas no da para que se tomen de las manos, chicas, ¿No entienden? –Marita está aterrada, aunque no entiende mucho el porqué, ella me cuenta que dormida le dio la mano a Magda-. -Pero, a ver, - dijo Sarita, ¿vos le diste permiso para que durmieran en una casa abandonada? No entiendo- - ¡Cómo le voy a dar permiso, Sara, no seas ridícula! - silencio mortal del grupo. - Magda dijo que se quedaba en casa, y Marita, en lo de Magda y nadie se opuso. Son mejores amigas, buenas alumnas y están de vacaciones… ¡Dios! Podría haberles pasado cualquier cosa! Esa casa está maldita, embrujada, que se yo… Dejé que me abrazara una de ellas, no sé, las lágrimas me cegaban. Entonces me sentí gorda, fea y mala madre. Las conclusiones llegaron sin saber muy bien por dónde ir. Mi alma en un hilo y mis amigas que me decían cosas que no siempre escuchaba. Me preguntaron hasta si había hecho la denuncia y denunciar qué, a quién ¿A un fantasma? ¡Ay, Señor, ¡no me abandones! ¡Con mis hijos, no! ¡No te atrevas! Me fui calmando, y volví a oír, a integrarme. Sin solución para lo que me había pasado, sabía que debía trabajar con mis silencios, con mis ausencias, con las niñas. Reprender, no dejar pasar la picardía que hoy puedo denominar así. Tendría un castigo, por lo que pudo pasar, para el susto la haga responsable. No debe mentir y poner su vida en riesgo. La conmoción todavía le dura y a mí ni hablar… ¿Saben, saben lo que hizo? El famoso Mono liso …la naranja se pasea De la sala al comedor… No me tires con cuchillo Tírame con tenedor María Elena Walsh y sus letras para niños, su dulce Manuelita y las enseñanzas de una Reina Batata que nos llenaba de alegría y bienestar. ¡Cuánto tiempo pasó desde que dejé de cantártelo! ¿Cuándo creí que eras tan grande para dejarte un poco libre y también serlo? ¡Una se recibe de madre y es para siempre! No se trata de creer que, aunque un poquito más grande, puedo respirar tranquila. Porque los hijos crecen, lo oí mil veces, y crece el tamaño de las dificultades. Y yo debo estar. Infinitamente. Aun cuando seas una adolescente, difícil; y aun cuando decidas partir en un adiós momentáneo. Pues volverás cada vez, y yo seguiré estando, para cuando me necesites… podrá parecer que haces tu vida, y sí, la harás, pero volverás cada vez que me necesites… Ese encuentro con las chicas, fue fuerte. Me hizo tomar conciencia de lo que carezco y de lo que me sobra. La casa fue catalogada de maldita y otros hechos de vandalismo, obligaron a la Municipalidad a cercarla y ubicar a los dueños. Lo cierto es que las historias fantásticas fueron creciendo. Dicen que una mascota desapareció dentro de la casa y que apareció en los huesos en la puerta de la casa de sus dueños. ¡Días desaparecida y muerta! El varón menor de los Vallejo del Río, malcriado como pocos, usa un barbijo con la sonrisa del Guasón, aunque ya es un villano sin el tapabocas. Un verdadero Príncipe el Mal, que ahoga gatos y perros sin chapa identificadora. Y encima cuenta orgulloso, los pormenores de sus fechorías. Nada teme. Yo pensaba que perfectamente podría haber sido él. El que las asustó, digo. Porque sin peligro, el miedo es francamente divertido. Hoy el miedo para las amas de casa es la inflación, el costo delos alimentos que no paran de subir. Una lista en la puerta el refrigerador que nunca acaba, pues siempre falta algo. No alcanza la plata, divago. Las niñas recordaron que cuando abandonaron la casa en aquél fatídico día, una habitación parecía estar limpia y con pétalos de rosas. No quise ahondar. Al volver, Marita olía a pis de gato, tierra y a telas de arañas, si huelen a algo. ¿Qué buscaban? La adrenalina, la piel de gallina, sentir el corazón acelerado, o lo que encontraba Juana de Ibarbourou en su popular relato, La Mancha de humedad. Mágica edad donde se abusa de la imaginación. En esa calle, la de la casa embrujada hubo un colgado, una mujer que salió allí envuelta en llamas y que no pudo ser salvada, o eso decía la leyenda urbana que la precedió. La casa del 2341 de la calle Salvador G. sigue maldita o sólo no han podido venderla. Sigue entre nosotros. Es una casa hechizada como la de cualquier barrio, como tener un Ahogado más hermoso del Mundo, el cuento de Gabriel García Márquez. No se ha logrado vender. Estela, la verdulera dice que es por la pobreza. ¡Maldito populismo! Pero ella que sabe… ¿acusar al gobierno? ¡Si sólo es una casa encantada! En los días de luna llena, en ésos días, nada sucede. En los ventosos, sí. Rugen sonidos que me recuerdan aquella vez, que lloré delante de mis amigas, que me mostré vulnerable, gorda en mis sacudidas, falible.
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