"Oh... joder..." suspiró mientras mecía sus caderas, sacando mi vara de su boca para acariciarla fuerte y rápido.
Gemí cuando mi pene desapareció de nuevo en su cálida boca, su lengua azotando la punta o lamiendo los costados. Empezó a ponerse rígida mientras yo le daba golpecitos más fuertes y rápidos con la lengua, deteniéndome ocasionalmente para pellizcarla suavemente con los labios. Su lengua se quedó quieta cuando empezó a jadear por la nariz, con mi pene aún en su boca, mientras sus caderas empezaban a embestir con más urgencia.
Su profundo gemido al estremecerse me hizo sonreír mientras seguía masajeando su clítoris con la lengua. Empezó a sacudirse y a sacudirse, apartando mi pene de su boca y apretándolo con fuerza mientras jadeaba y gemía. La abracé, con la boca ocupada, delei
