"Te deseo", murmuró ella, extendiendo una mano para llamarlo.
Tragó saliva con dificultad. "¿Estás seguro? ¿Qué hay de...?"
"Estamos casados", susurró. "La gente casada hace el amor después de la boda".
Él le sonrió mientras tomaba su mano y la atraía hacia sí, tomando sus labios mientras la abrazaba cálida y firmemente. Mientras se besaban, sus brazos rodearon su cuello mientras se fundía con él, su beso tan increíblemente erótico que podría abrazarla y besarla hasta el fin de los tiempos.
Al disolverse el beso, ella le sostuvo la mirada, con una leve sonrisa dibujando sus labios mientras le bajaba los calzoncillos, bajándolos hasta que se le acumularon a los pies. Le dio un empujoncito, obligándolo a volver al asiento. Él se sentó, deslizándose hacia abajo, dejando sus caderas colgan
