Kai atravesó los oscuros pasillos de su castillo, su furia palpable en el aire que lo rodeaba. Las sombras que habitaban el lugar se encogían a su paso, conscientes del poder destructivo que emanaba de él. El fracaso en la cueva, la incapacidad de destruir a Jaden, había encendido una llama de ira en su interior que ardía con una intensidad incontrolable. No había fallado en mucho tiempo. Desde que había abrazado la oscuridad por completo, había aplastado a todos sus enemigos, sometido a los más fuertes, destruido a los más valientes. Pero hoy, Jaden, el hijo de Kael y Sky, había sobrevivido a su ataque mortal, protegido por una fuerza que Kai no había previsto. Eso lo enloquecía, lo hacía hervir de rabia y frustración. Al llegar a las puertas de la cámara donde mantenía a Sky prisionera

