La niebla se arremolinaba alrededor de la guarida de Kael, una espesa cortina gris que convertía el mundo exterior en un misterio insondable. Sky Black, con su hijo Jaden en brazos, permanecía alerta mientras Kael daba vueltas, inquieto. El regreso a la guarida después de la última batalla debería haber sido un momento de paz, pero algo no estaba bien.
Sky podía sentirlo. Un escalofrío recorría su columna, el mismo que había sentido la noche anterior cuando un aullido había rasgado el aire. La presencia de su hijo hacía que la incertidumbre fuera aún más aterradora. Jaden, normalmente un niño tranquilo, no había dejado de llorar desde la mañana. Era como si el bebé también sintiera la amenaza inminente.
Kael se detuvo abruptamente, su mirada dorada fija en la entrada de la guarida. Alguien se está acercando, dijo, su voz baja y grave. Sky asintió, ajustando a Jaden contra su pecho mientras sus propios poderes comenzaban a despertarse, listos para cualquier eventualidad.
Unos momentos después, una figura emergió de la niebla. Era alta y delgada, su silueta apenas visible hasta que estuvo lo suficientemente cerca. Al principio, Sky pensó que era uno de los miembros de la manada, pero a medida que se acercaba, el reconocimiento golpeó su corazón como un mazo.
¡Selena! exclamó Sky, su mente luchando por procesar lo que veía. Selena, su antigua manager en Toronto y amiga de confianza, se detuvo frente a ellos, una sonrisa sombría curvando sus labios. Pero había algo diferente en ella, una oscuridad en sus ojos que Sky no había visto antes.
Vaya, vaya, ¿Sky Black? ¿Aquí, en este rincón olvidado del mundo? dijo Selena con una voz que goteaba sarcasmo. Kael se puso en guardia de inmediato, un gruñido bajo emanando de su pecho.
¿Qué estás haciendo aquí? preguntó Sky, su voz cargada de confusión y creciente desconfianza.
Selena se acercó un paso más, sus ojos fijos en Jaden. Vine por lo que es mío, dijo suavemente, su mirada oscura y posesiva. Por lo que me pertenece.
Antes de que Sky pudiera reaccionar, Selena levantó una mano y una ráfaga de viento oscuro y helado se lanzó hacia ellos. Kael se movió instintivamente, protegiendo a Sky y a su hijo con su cuerpo, pero el impacto los hizo retroceder varios metros.
No es posible… murmuró Sky, luchando por mantenerse en pie. Nunca había sabido que Selena tuviera poderes. Pero ahora, estaba claro que la mujer que una vez conoció ya no existía. En su lugar, había una bruja poderosa, una criatura que parecía haberse alimentado de las sombras mismas.
Kael se recuperó rápidamente, sus ojos brillando con furia. ¡No te acercarás a ellos! rugió, transformándose en su forma de lobo alfa en un abrir y cerrar de ojos. Pero Selena no se inmutó. Ella solo sonrió.
Kael, Kael… tan predecible, dijo mientras levantaba ambas manos. La tierra debajo de ellos comenzó a temblar, y de las sombras que los rodeaban surgieron criaturas oscuras, los mismos monstruos que habían cazado a Sky en el pasado.
Sky apretó a Jaden contra su pecho, su mente trabajando a toda velocidad. No solo tenía que proteger a su hijo, sino que también necesitaba encontrar una forma de detener a Selena. Miró a Kael, quien ya estaba enfrentándose a las criaturas, sus garras y colmillos brillando a la luz de la luna.
Selena, por favor…comenzó Sky, buscando en los ojos de su antigua amiga alguna señal de la mujer que una vez conoció. Pero solo encontró frialdad y odio.
Lo siento, Sky, dijo Selena, su voz suave pero mortal. Pero ya no puedes detener lo que se ha puesto en marcha. Jaden me pertenece.
Con un grito de desesperación, Sky sintió cómo su poder se elevaba dentro de ella, más fuerte y más feroz que nunca. No permitiría que nadie le arrebatara a su hijo. La batalla que pensaron que había terminado solo estaba comenzando, y esta vez, el enemigo no era solo una amenaza externa. Era alguien que una vez había sido parte de su vida.
El verdadero desafío apenas había comenzado, y Sky supo en ese instante que tendría que enfrentarse no solo a las fuerzas de la oscuridad, sino también a su propio pasado.