Capítulo 17. Entonces, ¿por qué esperar más? La conversación fluyó con una facilidad que los sorprendió a ambos. Hablaron de temas triviales, rieron de comentarios espontáneos, recordaron los días que pasaron en la Villa, el único recuerdo en común que podrían compartir por ahora, prometiendo volver ahí en algún momento en que la empresa este menos demandante con su Director General, y compartieron miradas que, de algún modo, se sentían más sinceras y extrañas que nunca. La tensión habitual entre ellos se desvaneció y Salvatore sintió en ese momento, al estar junto a su esposa, algo muy parecido a la paz. Al final de la cena, cuando se dirigían de vuelta a la mansión, Salvatore decidió continuar con lo que había planeado. Se bajo del auto, lo rodeo y le abrió la puerta de este a su esp

