Capítulo 31. Quiero pedirte que aceptes compartir tu vida conmigo.
Era su cumpleaños número veintitrés, y también la culminación de su regreso como una mujer poderosa y preparada para asumir su lugar en el mundo de los negocios. Nadie, excepto su hermano Marco, Héctor su asistente de confianza y el gran Teodoro Cerdeña, conocían los detalles del accidente que la había dejado en cama por algunos días, ni el vacío en su memoria sobre los últimos seis meses de su vida.
Salvatore Colombo todavía sorprendido por la noticia que acaba de confirmar, seguía de pie en el mismo lugar, al lado de su acompañante Luciana, quien mostraba en ceño el fruncido sin entender como la hermana de los Olivari se pudo casar con su prometido.
Luciana no entendía como Grazzia se mostró tan sumisa ante ella, dura
