Capítulo 53. La declaración cayó como un rayo en la sala.
Grazzia colocó el testamento y los documentos en una carpeta, y con un gesto decidido los guardo en la caja fuerte, apagó la lámpara y salió del estudio. Al caminar por los pasillos de la residencia Olivari, observó el lugar, nada ahí le recordaba a su esposo, sin embargo, solo tenía que cerrar los ojos para sentir y recordar los días que compartieron juntos.
Grazzia subía por las escaleras y mientras lo hacía observaba por la ventana hacia el horizonte, se detuvo un segundo antes de llegar al piso de arriba, casi en lo alto donde acostumbraba a detenerse cuando era solo una niña y mirando las estrellas murmuró para sí misma,
-- No seré tu sombra, querido Salvatore. Pero te prometo que seré tu legado –
A lo lejos, las luces de
