Lo miro fijamente y no hay ni un poco de gracia en sus palabras, pero no. Me mira seriamente esperando una respuesta.
—Con la primera condición no tengo ningún problema Kevin, pero la segunda es una completa locura y no tiene nada que ver con lo profesional.
—Tomalo o dejalo Kass, en tus manos esta la oportunidad de firmar un gran contrato que nos beneficia a todos.
Lo pienso detenidamente y no tengo otra opción que aceptar.
—Esta bien —Me levanto —. Pero solo será un mes y no te prometo que suceda algo más de allí.
—Entonces, mañana mismo estaré en las oficinas de la editorial firmando ese contrato —Se acerca a mi con una sonrisa —. Te juro no te vas arrepentir.
Besa mis labios de manera casta y cuando veo su mano tratar de tocar mi trasero impacto mi pierna derecha en su entrepierna.
—El que haya aceptado no quiere decir que puedes tocarme a tu antojo, hay cosas que dejaremos clara.
—¿Cuáles cosas? —Espeta tocando su entrepierna.
—Esas las discutiremos esta noche en tu apartamento.
Tomo mi bolso y salgo de la sala de juntas con una sonrisa que no me quita nadie.
Al llegar a mi oficina, no he terminado de llegar ni a mi escritorio cuando entra Jorge a ella.
—Kassey, por favor dime que el señor Vance acepto firmar con nosotros.
—Lo hizo Jorge —En su rostro se dibuja una gran sonrisa —. Pero el señor Vance tiene una condición.
—¿Cuál?
—Que yo sea la relacionista publica también de su empresa.
—¿Qué?
—Si, quiere que también sea su relacionista publica, esa es su única condición.
—¿Tú que piensas?
—Por mi no hay ningún problema Jorge, se lo hice saber y mañana mismo estará aquí firmando ese dichoso contrato.
—De ser felicidades Kassey —Me extiende la mano —. En este momento dejaré saber a la junta sobre esta noticia y da por hecho tu aumento de salario y tus vacaciones las cuales tendrás a partir de mañana luego de firmar el contrato.
—Gracias Jorge.
—Gracias a ti, lograste algo el cual Llevábamos años tratando de lograr sin éxito.
Se retira de mi oficina y sonrió bastante alivianada.
El resto de la tarde pasa sumamente rápido. Al salir voy al apartamento, me doy una ducha y me arreglo para salir rumbo al apartamento de Kevin.
Al abrir la puerta para salir me encuentro con Amaya y Cristhoper los cuáles lucen cada vez más enamorados.
—¿A dónde tan hermosa? —Cristhoper se acerca dejando un beso en mi mejilla.
—Iré a cenar con las chicas —Amaya también se acerca dejando un beso en mi mejilla —. ¿Vienes por Simón?
—Si, ya extraño a mi bebé.
—Esta en tu habitación, siento irme pero llegaré tarde.
—Disfruta de tu cena.
Réplica Cristhoper quiñando uno de sus ojos con complicidad.
¿Sabrá algo?
Subo al elevador, al bajar busco rápidamente mi auto y manejo en dirección al apartamento de Kevin.
Estaba media borracha, pero recuerdo lucidamente la dirección.
Al llegar, estaciono mi auto a un lado del edificio, entró a la recepción y me acerco al hombre que se encontra en ella.
—Bienvenida señorita, ¿En que le puedo servir?
—Podría avisarle al señor Kevin Vance que ya me encuentro aquí.
—¿Usted es la señorita Kassey Brooks? —Asiento —. Por favor, permitame un momento.
Hace una llamada y luego asiente rápidamente colgando la llamada.
Se retira un momento por una pequeña puerta detrás de su escritorio y luego de unos minutos regresa con un sobre.
—Esto es para usted —Me lo entrega —. Dentro encontrará una tarjeta y una clave que deberá usar en el elevador privado.
Me señala el elevador y sonrió.
—Gracias.
Camino al elevador, abro el sobre sacando una tarjeta negra y un pequeño papel con un seis dígitos.
Presionó el elevador abriendo sus puertas, introduzco la tarjeta en la ranura y introduzco los dígitos.
Cierra sus puertas y empieza a subir hasta detenerse en el piso cincuenta.
Abre sus puertas, dejándome dentro de su Penthouse. Al salir no veo rastros de él por ningún lugar.
Observo con curiosidad todo el lugar ya que la última vez ni tiempo de hacerlo tuve.
Observo las escaleras al segundo piso y me detengo.
¿Escaleras?
Ni siquiera recuerdo bien que había aquí aquel día, solo quise salir huyendo rápidamente.
Escucho su voz salir de una puerta que se encuentra a un lado de las escaleras. Camino hacia ella y abro encontrandolo de espaldas mirando por el ventanal mientras atiende una llamada.
—Agradecería doctor, me mantenga informado del estado de salud de mi madre —Guarda silencio unos segundos —. Gracias doctor, nos mantenemos en comunicación.
Cuelga la llamada y se gira mirándome con asombro.
—¿Hace cuanto estás allí?
—Acabo de entrar —Le enseñó la tarjeta —. El seguridad me lo dio en la entrada.
—Yo se lo ordene, es para que puedas entrar directamente sin problemas.
Se acerca a mi, toma mi mano y camina conmigo saliendo de la habitación que parece ser un estudio.
—¿Ya cenaste?
—No, quise venir hablar contigo apenas salí del trabajo.
—Entonces, tengo una razón para cocinar.
Entramos a la cocina, me ayuda a tomar asiento en la isleta de la cocina y se acerca a su refrigerador sacando algunos vegetales y colocándolo sobre el mostrador.
Saca una botella de vino, toma dos copas y lo sirve entregándome una copa y quedando él con la otra.
Toma un sorbo, la coloca sobre el mostrador y suelta los pines de su camisa subiendo las magas hasta sus codos.
—¿Qué dijo el señor Lara?
—Esta contento por lograr lo que hace mucho quería —Tomo un sorbo de mi copa —. Y claro que acepto lo de ser la relacionista publica de tu empresa.
Se coloca un delantal y empieza a cortar algunas legumbres, mientras enciende su estufa.
—¿Qué cocinaras?
—No preguntes, luego me dices que tal.
Empieza a cortar legumbres mientras cocina algo de pollo y pasta.
Observo en silencio como cocina de manera concentrada.
Pude imaginarme todo, menos que cocinara.
Al terminar, coloca un plato con pasta, pollo en salsa blanca y vegetales frente a mi, mientras lleva nuevamente mi copa de vino.
—Jamás imagine que tuvieras dotes de cocinero —Pruebo la comida y quedó extasiada —. Esta muy delicioso.
—Hay cosas de mi que no conoces aún —Musita tomando un sorbo de su copa —. Se que piensas que soy un mujeriego, pero no lo soy.
—¿Ah no? —Niega —. Entonces ¿Dime quién es Kevin Vance?
—Prefiero que tu lo conozcas y luego me digas por ti misma quién es Kevin Vance.
Terminamos de cenar, le ayudo a limpiar la cocina y tomamos asiento en la sala.
—Me gustaría saber cuales son tus condiciones. —Me mira fijamente.
—La primera es que Cristhoper ni Amaya sepan de lo que ha sucedido entre nosotros —Me mira con el ceño fruncido —. Al menos, no sepan cómo nos conocimos.
—Esta bien, ¿La segunda?
—Quiero la verdad en todo momento, si estas con alguien, si tienes sexo con alguien, absolutamente todo.
—¿Por qué? —Pregunta curioso.
—Quisiera saber a que me estoy atenerme contigo.
—¿Y la tercera?
—No mezclar nuestra vida privada con la personal en la oficina.
—De acuerdo —Me entiende su mano y se la acepto —. Entonces tenemos un acuerdo.
Observo mi reloj y me doy cuenta que es bastante tarde.
—Debo irme —Me levanto y me sigue —. Gracias por todo, estuvo riquísimo.
—No hay de que.
Se acerca, coloca un mechón de mi cabello detrás de mi oreja y besa mis labios de manera lenta pero apasionada.
—¿Te digo un secreto? —Susurra.
—¿Cuál?
—El rubio se te ve hermoso, pero ha decir verdad el castaño te hacia ver divinamente hermosa.
Reímos y niego.
—No te preocupes, a mi también me gusta el castaño y pronto regresará.
Toma mi mano, subimos al elevador y presiona la planta baja.
Al salir me acompaña hasta la salida.
—Nos vemos mañana —Deja un casto beso en mi labios —. Tenemos una negociación muy importante que firmar.
—Sib, hasta mañana.
Le sonrió y salgo del edificio caminando a mi auto.
Cuando estoy por abrir la puerta, ne sujetan del brazo bruscamente y me hacen girar para luego estrellar mi cuerpo sobre mi auto.
—¿Así que si tienes algo con ese imbécil? —Espeta furioso —. ¿Tanto me amabas que te enredaste con el primer idiota que se te cruzo?
Estampó mi rodilla sobre sus entre piernas haciéndolo soltarme, trato de abrir la puerta de mi auto pero me vuelve a sujetar.
—A donde crees que vas estúpida —Me sujeta del cabello —. Eres una maldita zorra.
—¡Sueltame! —Grito aterrorizada —. Maldita sea sueltame.
Vuelve a estrellar mi cuerpo sobre el auto y estrella su mano sobre mi mejilla.
Abro mi bolso rápidamente, sacando la navaja que me dio Elisa y al ver su gesto de volverme a golpear la entierro en su pierna y me levanto corriendo en dirección al edificio de Kevin.
Antes de entrar chocó con un cuerpo que me sujeta.
—¡Auxilio! —Grito con los ojos llenos de lágrimas —. Por favor auxilio.
—Kass—Escucho la voz de Kevin y levanto la mirada —. ¿Qué sucede Kass?
—Maldita zorra.
La voz de Arturo se hace presente, Kevin me suelta y corre a su dirección estrellado su puño sobre su cara haciéndolo caer para luego en el suelo seguir golpeandolo.
El señor de recepción se acerca a mi abrazándome, mientras dos seguridad tratan de separar a Kevin de Arturo.
—Sujeten a ese imbécil y llamen a la policía —Espeta furioso Kevin —. Ese maldito la agredió.
Kevin se acerca rápidamente a mi, sujeta mi mentón y con su mano limpia la sangre que sale de la comisura de mis labios.
—Llamaré a un médico para que te revise —Susurra preocupado —. Ese infeliz se atrevió a golpearte.
—Estoy bien, estoy bien —. Titubeo —. Pero por favor no me dejes sola.
—De ninguna manera —Besa mu frente —. Vamos arriba a limpiar esa herida y a darte un calmante.
—Señor Vance —El señor de recepción se acerca —. ¿Qué hacemos con el señor?
—Detengalo hasta que llegue la policía, me avisan cuando llegue.
—Si, señor.
Subimos al elevador mientras me abraza, al llegar me ayuda a caminar a su habitación, me sienta en su cama y va al cuarto de baño para luego regresar con un botiquín.
Y empezar a limpiar mi herida con bastante preocupación.
—Te juro que lo quiero matar —Susurra con enojo —. Como se atrevió a tocarte.
—No, no sé como supo que estaba aquí —Mascullo con la voz entre cortada —. Ni si quiera lo vi venir.
—Ese infeliz esta obsesionado contigo Kass, te de haber seguido.
Termina de limpiar la herida, saca del boquitin unas pastillas y me las da junto a una botella de agua.
—Tomalas, una es un analgésico y la otra es un tranquilizante que te hará bien.
Las tomo, me ayuda a quitar mis zapatos y me ayuda a recostarme para acostarse a mi lado y abrazarme.
—¿Puedo preguntarte algo? —Susurra por lo bajo.
—Adelante.
—¿De dónde sacaste una navaja?
—¿Recuerdas la vez que fuiste a mi apartamento y llegó él? —Asiente.
—Me pediste que te dejara a solas con él.
—Luego de irte llegaron mis mejores amigas, Elisa, Flor y Emily. Al encontrarlo allí ellos lo hecharon —Río suavemente —. Pero antes Elisa se aseguró de amenazarlo con una navaja , luego antes de irse me la dio y me dijo que la guardará para cualquier emergencia.
—¿Por qué tu amiga carga una navaja en su bolso?
—Para cuidarse se idiotas en la calle, por eso me la entregó.
—Pues agradezco que lo haya hecho, de lo contrario ese idiota pudo haberte un daño peor.
—Yo, yo lo hice por defenderme —Mis ojos se vuelven a llenar de lágrimas —. ¿Ahora si la policía quiere llevarme por ello ?
—Eso no sucederá —Besa mi frente —. Nos encargaremos de que sepan que lo hiciste por defensa propia, las cámaras de vigilancia fuera del edificio ayudarán mucho.
—Tengo miedo —Susurro suavemente —. Tengo miedo de que vaya a suceder.
—Te prometo que no sucederá nada, yo no pienso dejar que algo malo te pase.
Lo abrazo dejándome llevar por mis impulsos, siento mis ojos pesados y me dejo llevar por el sueño que rápidamente me invade...