Oficina administrativa del hospital 09:00 El eco del bolígrafo rasgando el papel era lo único que se oía en la oficina. Francisco, con el rostro demacrado y los ojos hundidos, firmaba los últimos documentos para autorizar su traslado. La doctora Garrido lo esperaría fuera del país. No dijo una palabra durante todo el proceso. A su lado, el mayordomo permanecía de pie, como una estatua de lealtad muda. Mara lo observaba desde el pasillo, invisible tras el cristal esmerilado. Sabía lo que esa firma sellaba. No era solo una decisión médica, era el punto final a una historia que ella intentó reescribir. Francisco no miró atrás al salir. Un enfermero empujaba la silla de ruedas con sus pertenencias. El pasillo quedó en silencio. Habitación de Carmen 11:00 La lluvia repiqueteaba suave contr

