Habían momentos únicos e insignificantes en la vida que parecían ser uno de los mejores, porque aunque uno no lo crea, se vuelven en ese recuerdo que quisieras vivir tantas veces. Y pensé que éste era uno de esos momentos.
Después de tanto tiempo no había sentido esa pequeña emoción y ese pequeño instante de relajación con la persona que hacía latir tú corazón en esos momentos. El agarre suave pero protector alrededor de mí me hacía sentir segura entre sus brazos, su olor comenzaba a ser uno de mis favoritos y aunque el silencio reinaba entre nosotros en ese momento, pude tomar una fotografía mental de aquél instante.
—Fabián...
—Claire... —musitó en mí oreja, pasando su mano por mi cuello hasta llegar a mí mejilla y sin perder el contacto visual, su brazo apretó un poco más el agarre
