Sofía sintió como su cuerpo se estremeció cuando los brazos de Diego la rodearon desde atrás, uno de ellos sobre sus senos y el otro sobre su vientre, que se contrajo al contacto con esas manos que ella reconocía muy bien, no necesitaba abrir los ojos para saber que se trataba de su jefe, su único amor. —Diego, necesitamos hablar —Balbuceó mientras su cuerpo luchaba por contener la pasión que estaba brotando por sus poros. —Hablaremos, pero después, necesito tenerte ahora, sentirte mía — Bajó su mano suavemente recorriendo desde el vientre, hasta el monte venus, lo acarició por sobre el encaje de las delicadas bragas que dejaban traspasar el calor que de su intimidad. Él, recorrió con sus labios cada centímetro de piel en su espalda, ella, respingó con leve gemido cuando los brazos la s

