-Eres - se muerde el labio - eres terrible - chilla sintiendo sus manos grandes sobre sus nalgas - ¡oh, por Dios!, deja de hacer esto porque… -Dime en dónde acabe - besa su barbilla acercando su pelvis a la propia - ¿Dónde Emi?. -En mi cara - responde en un hilo de voz - viéndolo arrodillarse un tanto confundida. -¿Donde más? - le separa las piernas pasando la punta de la lengua sobre su monte de Venus. -En mis senos - responde al borde del colapso al sentirlo separar sus labios vaginales con un par de dedos para adentrarse en su interior con la lengua - cielo santo, Camilo. -Eso, dilo... di mi nombre mientras soy yo quien te hace gritar de placer - aumenta sus embestidas hasta recibir su placer en su boca una vez más en lo que va de la noche. Después de aquel momento

