—Me alegra que hayas decidido venir, Mónica— Comunicó la dueña de casa mientras veía a su nieta bajar del auto y guardar las llaves en su bolsa de mano. —Tu papá está adentro y sabes, hay muchas cosas de las que debemos hablar… La muchacha se dejó guiar a través de esa casa tan fría y tan lúgubre como su dueña, no entendía como una mujer tan cruel podía ser querida en aquel lugar, ¿la gente estaba ciega acaso? ¿No podían ver esa horrible mirada que les daba la señora mientras les sonreía amablemente? ¿Nadie lo veía? Se sintió incómoda cuando hubo más gente en la sala de lo que hubiera esperado, realmente creyó que la reunión sería con su padre pero este estaba más ocupado en hablar con sus hermanos mayores que en preguntarle a su hija como estaba. Y sí, tal vez esperó mucho este vez d

