Capítulo 5 Luz de luna.

876 Words
La maldad me envolvía con su manto de humo n***o, el d***o de sangre me llamaba y yo iba sediento hacia él, quería que esas voces se detuvieran, sin embargo, me gustaba el susurro de la melodía de sus voces. “Ella es perfecta”, dijo una de las voces, esa que no paraba de hablar era la que más sonaba en mi cabeza día y noche y apenas me dejaba descansar. “Ve con ella”. Asta, así lo llamaba, los demás no sabía si era su nombre o un apodo, ya que jamás me respondía a la pregunta de cuál era su nombre. “Que sea nuestra”, ese era Asmodeo el que hablo, el único que me dio su nombre. Él era un apasionado sediento de la sensualidad de las mujeres, disfrutaba de las curvas de ellas entre más voluptuosas, más las deseaba, conocía muy bien quién era virgen y le gustaba hacerlas pecar antes de terminar con sus vidas. Me llevaba asta ellas y me ayudaba a seducirlas, las llenaba de placer susurrándole a los oídos cuando las tenía debajo de mi cuerpo, él aparecía para corromper su alma. “Llevémosla al bosque”, Volvió hablar el más ruidoso, “disfruto verlas correr”. Su risa sonó en mi cabeza haciendo que un dolor apareciera a veces dolía y a veces lo disfrutaba. Asta, tenía la risa más dolorosa, era brutal aquel sonido, había ocasiones donde caía de rodillas por el dolor. “Yo las prefiero bajo el agua”, a él lo llamaba Vodnick, no era su nombre, pero me recordaba a aquellas historias que contaron los pecadores, es un demonio que sale del agua cuando hay jóvenes cerca, las lleva hasta las profundidades hasta ahogarlas. Así era él, un demonio del agua que disfrutaba de aquellas jóvenes bajo el agua mientras ellas luchaban por salir, más lo excitaba. Alastro era el último, el demonio sediento de sangre, el que más disfrutaba de las torturas de los castigos, aquel que me enseñaba como derramar la sangre de mis víctimas. Sus voces eran una melodía en mi cabeza constante que disfrutaba, en el fondo sabía que no era correcto, tal vez muy dentro de mí aún vivía algo de humanidad que luchaba con cuatro demonios. Llegue donde ella fingiendo estar perdido y distraído buscando algo. —Hola, estoy un poco perdido. — Le dije al estar cerca de ella. — ¿Sabes donde queda esta dirección?. Aquella joven sonrió mientras asintió, comenzó a explicarme que camino tomar y qué vueltas dar. “Huele a pureza”, hablo Asmodeo, sentí como quería tomar el control de mi cuerpo, pero necesitaba esperar, estábamos frente a tantas personas. —Gracias. — Le dije y salí del lugar. No podía obligar aquella joven no enfrente de tantas personas, la esperé y la vigilé por horas, ella sería nuestra, ya que nuestros ojos estaban sobre ella. En aquel bosque, lejos de la ciudad, la tenía atada de pies y manos, amordazada de la boca, por lo escandalosa que me salió. Podía sentir la bondad en ella, sus ojos tenían un cierto brío a virginidad, aún era pura como a Asmodeo le gustaba, lo libere para que hiciera su trabajo, deje que aquel d***o me envolviera, que por mis sangres corriera la maldad aquello se sentía caliente me sentía en el infierno asta sentir que me gustaba esa calor. La vi llorar y suplicar por piedad, lo que ella no sabía es que eso era lo que nos excitaba ver el miedo en sus ojos, las súplicas de sus labios, el temblor en su cuerpo, nos llevaba a límites. La amaré a un árbol para que estuviera quieta, aunque a Asta le gustaba verlas correr, era el turno de Asmodeo él solo quería ensuciar su cuerpo, sus labios y lo principal su alma. La llamé Luz de luna, no solo por como la luna la iluminaba, sino por el brío en sus ojos, esos que no dejaban de llorar. Jugué un poco con ella, la llevé hacer cosas que talvez nunca hubiera hecho su cuerpo, estaba pecando con el mío, ese pecado que la llevaría arder en el infierno. Me estaba aburriendo de sus lamentos, era hora de acabar con ella, deje que los cuatro jugaran más para así darle fin a todo. La luz de la luna iluminaba aquella escena, era la testigo de los últimos gritos que era nuestro placer. Luz de luna, esa que vi en tus ojos llenos de pureza, esa que iluminaron tu cuerpo bañado de sudor y sangre, tus labios junto a los míos cometieron el peor de los castigos. Aquel que termino con la inocencia que tenías por dentro, un extraño te pidió tu dirección y con aquel corazón puro le ayudaste, ignorante de cuál sería tu final. Que la luz de la luna té guía asta el infierno donde seguirás ardiendo, porque tu alma fue consumida con el pecado de mis deseos. Disfrute de tus ojos, esos que no dejaban de llorar, disfrute de tus labios que me dieron un placer diferente al que conocía, del olor a pureza que se iba. Y al final disfrute dejarte bajo la luz de la luna.

Great novels start here

Download by scanning the QR code to get countless free stories and daily updated books

Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD