5- Jamás

1623 Words
Pov: Tomás — Tom— me giro al escuchar la voz de Sam — Ya se hizo tu hora, ¿Salís o te quedas? — Sonrío y me levanto. — Nos vemos Azul, mucha suerte — ella me mira afligida, miro a Sam que me sonríe como siempre. Me da un poco de pesar que esta chica esté tan sola. Camino hacia Sam y miro a Azul que nos observa a todo momento, solo le hago un gesto a Sam para que salgamos, no me gustaría mostrar que no solo tengo una buena familia, sino también tengo a Sam que es la mejor compañía, no frente a alguien que no tiene nada. Caminamos un poco alejándonos de la habitación y tomo la mano de Sam frenándome. — Te extrañe amor — acomodo su pelo y le doy un beso rápido, ella me sonríe de lado. — Y yo Tom, ¿Cómo está la chica? — pregunta mirándome curiosa. — Sola Sam, muy sola, le pase mi número por si se encuentra en algún apuro, una situación muy triste es en la que está — ella asiente apretando los labios — Por eso no quise ser demasiado pegajoso con vos, me pareció mal presumir que tengo una novia que amo tanto en mi vida cuando ella no tiene nada — Sam se pone un poco roja y me da un casto beso. — Sos demasiado bueno Tom y me encanta eso — entrelaza su mano con la mía y caminamos a la salida. — Aprendí de la mejor a pensar en los demás — niega avergonzada y ella no se da una idea de lo que me inspira cada día a ser mejor. Estar con Sam me hace mejor, siempre fue así, ella desde niña siempre fue muy empática y nunca deje de admirarla, yo quería estar a la altura de una chica tan increíble como ella y trabajé día a día para ser mejor, porque Sam me inspiro a serlo Ella es mi fuente de bondad sin duda y amo eso, amo verla y que sea una persona tan noble y sin maldad, eso sin dudas la caracteriza. Sam no tiene maldad y eso es solo una de las cosas que amo de ella, porque hay mil más que no terminaría de enumerar nunca. ......... Llegamos al departamento y Sam venía hablando de lo que podríamos comer mientras yo solo puedo pesar en una cosa. ¡Lo que ayer nos quedó pendiente! Entramos, ella tan distraída que cuando cierro la puerta y la estiro pegándola a ella con mí cuerpo, me mira asombrada y avergonzada. — Tom amor — Paso mis manos por su cintura luego de pasar sus brazos por mi cuello. — Ayer nos quedó algo pendiente amor y no puedo dejar de pensar en eso desde que salimos del hospital — lanza una risita muy linda y sexy. — Que indecente por dios — comenta con ironía. Corro su cabello a un lado dejándole un beso húmedo en el cuello haciéndola suspirar. — Indecente habría sido encerrarte en un consultorio y saciar mis ganas ahí — voy besándola llegando a sus labios. — Eso si habría sido inde... — la beso suave, pero con ganas esas ganas que siempre tengo por mi hermosa y dulce Sam. La siento sonreír sobre mis labios y hago lo mismo, amo eso, sentir su sonrisa sobre mis labios me insta a responder igual. — Eso habría sido algo excitante y que solo haría alguien con muchas ganas y yo amor — le doy besos cortos — Sí que tengo ganas de tu precioso cuerpo — me pega más ella. — ¿Cómo pasas de ser el más tierno y bueno a ser el más candente? Me volves una chica muy loca porque me hagas todas esas cosas "indecentes" — posiciono mis manos en su cintura por debajo de su remera para levantarla un poco e incitarla a enredar sus piernas a mi cadera. Camino con ella hasta la habitación y voy haciendo desaparecer su ropa, Sam es una chica que se ve tierna, tímida pero cuando se trata del sexo, ella es sexy, es demasiado preciosa, para mi es algo tan único e inigualable estar con ella, es un sentimiento que jamás podré explicar con palabras. La recuesto en la cama mientras seguimos desvistiéndonos, no dejo de besarla y sus jadeos ante cada beso y caricia me tienen como un loco necesitado de ella. Acaricio su cuerpo debajo de mí y encuentro sin sentido que ella me parezca cada vez más hermosa y sensual. — Estás cada día más hermosa mi vida — bajo a sus pechos y lo beso sin descanso. La suavidad de su piel es algo que siempre me fascinará, su olor, ella huele siempre delicioso aún sin usar una colonia, ella huelo divino. — Vos estás muy bueno amor, sos precioso — jadea llena de sensaciones mientras no deja de apretar mi espalda pero no dejo de atender sus pechos que me parecen tan dulces y perfectos. Termino de quitarle la ropa interior y ella me ayuda con la mía mientras con mis manos comienzo a buscar un condón en la mesita de luz. Ella me besa el cuello mientras acaricia mi erección y por dios me tiene al límite como siempre, ella me gusta demasiado y con los años esto solo aumenta. Me pongo el condón mientras ella me mira expectante mordiendo su labio inferior. — Sos demasiado linda mi amor — la acomodo y me hundo en ella haciéndola gemir y arquear su cuerpo. — Mmm Ahhhh — muerde su labio inferior mientras me muevo sin dejar espacios disfrutando de la suavidad de su vaginą. — Que rica sos mi vida, me gustas demasiado — ella solo gime mientras se mueve conmigo. Es algo que jamás me cansaré, verla así llena de placer, sus ojos se ven tan lindos, verla morderse el labio sin parar por tantas sensaciones que la atraviesan y la mejor parte es sentirla perder fuerza mientras el orgasmo la atraviesa. — Aahhhhh mmmm — nunca puedo aguantarlo y la acompaño cuando la siento tan húmeda. Beso sus labios mientras aguanto un gruñido por lo increíble que se siente llegar al clímax. Me quedo así recostado sobre ella sin poder respirar bien por un rato. — Agotada amor, me dejas agotada siempre — suspira extasiada y eso me encanta. Me separo solo un poco de ella y la vuelvo a besar. — Te amo mi vida — ella sonríe y me devuelve el beso. — Y yo mi amor — me recuesto a su lado y la abrazo. No conozco otra manera de hacer el amor, esto para mi es lo único que existe, terminar y decirle cuanto la amo para luego abrazarla, es así desde siempre y no lo cambiaría por nada. ¡Ring! Mi teléfono comienza a sonar y tengo demasiada pereza para levantarme, pero Sam siempre es demasiado correcta. — Quizás es el trabajo — dice levantándose. Sonrío mientras la observo desnuda buscar el teléfono en mis pantalones, verla así es de mis cosas preferidas, levantarse desnuda con tanta tranquilidad mientras solo la miro. ¡Qué hermosa! Ya me dieron ganas de seguir disfrutando de esto un rato más antes de comer y dormir. — ¿Hola? — creo que me descubrió porque me mira sonriendo con picardía y es que las ganas se me deben notar en los ojos. — ¿Hola? — me mira encogiéndose de hombros. — Creo que era equivocado — deja el teléfono y se acerca subiéndose a la cama. La tomo de la cintura subiéndolo sobre mí, muerdo mi labio inferior porque soy afortunado, tengo una novia que está de infarto. — ¿Por qué no dejo de tener ganas de hacerte el amor? — se encoge de hombros con una sonrisa tan sexy y la beso para activarme de nuevo. ****** Unos días más tarde. — Estaba pensando cuando termine la residencia especializarme en obstetricia o materno fetal — le comento a Sam, no falta demasiado para que terminemos nuestras residencias. — Entonces sería bueno que trabajes en el hospital de tu mamá, ella es pediatra y obstetra, eso sería bueno. Ruedo los ojos y Sam me mira con una sonrisa. — Lo sé, no querés que todos te miren como "El hijo de la dueña" — asiento porque eso es lo que sucederá, pero a la vez mamá es una doctora muy buena. — Veremos cuando termine mejor, ¿Vos ya recibiste ofertas? — Suspira y niega — Ey tranquila, la próxima semana llegan las ofertas — asiente dudosa. — Quiero hacer la especialización en pediatría en el Alende pero no lo sé, tu mamá ya me dijo que me vaya al de ella, pero el Alende es muy bueno, solo que quizás no me tomen — llegamos a la puerta del hospital. — Sam, tenes muchas referencias excelentes si ellos no te toman son muy tontos, no existe una doctora con tanta vocación como la tuya — sus ojos brillan aguados. — Ay amor, las cosas que decís — acomodo su pelo. — La verdad Sam, sos buena, noble y lo que quieras podes conseguirlo sin dudarlo — Me da un beso. — Tenes que dejar de ser así, porque haces que te ame tanto que no quiera soltarte jamás — toco la punta de su nariz con mi índice. — Ni lo hagas, jamás me sueltes — la miro con una sonrisa y entramos al hospital. Vemos unos paramédicos entrar con una camilla y me sorprendo demasiado al ver a quien traen en ella, miro a Sam la cual me ve muy sorprendida e igual de preocupada que yo. ¡Es Azul!
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