En una elegante mansión dos pequeños jugaban, en realidad la niña jugaba y el pequeño observaba mientras era sujetado y arrastrado por el extenso jardín, en tanto sus madres contemplaban como se desarrollaba la relación de ambos, en el tiempo que tomaban el té por la tarde.
Esta niña que parece una pequeña princesa es Alexa, su cabello posee ondulaciones siendo su color como el de la tinta con unos hermosos ojos color avellanas que se asemejan a unas brillantes almendras, su piel es blanca como la porcelana y el niño es Alessandro quien es la mejor personificación de un principito con sus cabellos dorados radiantes como el sol, sus ojos en cambió son como la noche, su tez es pálida aún así su piel es tersa y suave, considerados por su familia como una pareja ideal.
Isabelle madre de Alessandro considera como su hermana a Estelle quien es la madre de Alexa, ellas desde muy jóvenes eran grandes amigas, su amistad perduro con los años, ambas soñaban con la unión de sus familias a través de los pequeños, en este punto y ya habían considerado hasta los nombres de sus futuros nietos, en cuanto a ellos solo tenían 7 y 5 años, Alessandro era el mayor.
Todo era hermoso, tan perfecto e irreal, tanto que parecía un sueño y esto es demasiado triste porque los sueños se acaban, se desvanecen como la espuma del mar, que es arrastrada por las olas, tan bello volviéndose etéreo, sabiendo que solo fue eso, un recuerdo que quedaría en su mente y corazón.