Victoria se había dirigido hacia su habitación abriendo su gran armario con más de 100 colecciones de ropa, zapatos, ropa interior y accesorios. Mirando por encima lo que debía llevar, sabía que iba a ser una despedida de soltera como las demás; solo diferenciaba que era de su mejor amiga ocasionando que tuviera que verse hermosa. Así que, decidió colocarse una falda larga hasta los tobillos de color mármol con diseños; un crop top de color n***o acompañándolo de sus tacones altos con punta delgada del mismo color y finalmente un saquito delgadito. Decidió colocarse un poco de rubor, pestañina, delineador formando la línea del gato y su labial rojo intenso acompañado de su perfume favorito.
— Estoy lista… — Susurro para sí misma, donde decidió bajar con elegancia las escaleras mientras su marido la volteaba a ver entre asombrado y furioso por la elegancia; sabía que no podía hacer nada para detenerla porque a pesar de estar casada con él siempre había sido alguien independiente, donde prefería morir de hambre antes que arrodillarse o humillarse ante alguien, especialmente si era un hombre.
Victoria se dirigió hacia la puerta tomando su bolso, moviendo su mano de un lado a otro como signo de despedirse de su marido para ir directamente al auto, donde la estaba esperando el chofer con la puerta abierta. Entro delicadamente, mientras el chofer cerraba y dirigía su camino hacia el gran evento. Ella miraba la ventana mientras suspiraba, donde se imaginaba un futuro diferente al lado de un hombre que amara de verdad, aunque no tuviera muchos lujos sabía que iba a poder conseguir todo por su propio talento. Sin embargo, era una realidad que no iba a suceder porque estaba sentenciada a estar casada con ese hombre; aunque no lo odiaba sino al contrario había aprendido a cogerle un cariño sincero además valoraba el esfuerzo que estaba haciendo de bajar de peso, vestirse más juvenil y hasta asistir a reuniones de ella; pero nada lograba que se enamorara de él y pudiera brindarle ese amor que el pedía recíprocamente porque José si la amaba de verdad.
Había llegado a la despedida de soltera, donde fue recibida por su mejor amiga Laura quien ya se encontraba con una pizca de mareo debido al alcohol consumido; además se encontraban otras amigas de la universidad y alguna que otra mujer más mayor entre esas su madre; quien era la adoración completa de Victoria. Decidió quitarse el saco y el bolso colocándolo en la entrada, mientras se dirigía a la cocina a saludar a Doña Ana, la madre de Laura.
— ¡Viniste! no pensé que te fueran a dejar — Manifestó con alegría Doña Ana mientras le brindaba un abrazo maternal.
— Claro, se va a casar mi mejor amiga. No podía perdérmelo — Pronunció Victoria brindando una sonrisa sincera mientras devolvía el abrazo maternal. Victoria sentía que doña Ana era como su madre adoptiva; debido a que su madre biológica le había brindado amor, pero a la vez le había sembrado el odio y la tristeza al dejarse manipular y despreciar de su padre, ella había intentado abrirle los ojos peor había sido imposible especialmente porque en el medio se encontraba el dinero; había vivido una infancia traumática con sus padres donde sentía que el señor Alcalde era su salvador.
— Laura que hermosa te vez, ¿lista para arrepentirte de casarte? — Preguntó juguetonamente Victoria, mientras su amiga Laura reía de sus ocurrencias dando un suave golpe en su hombro derecho.
— No me voy a arrepentir, es un gran hombre — Confesó Laura mostrando su anillo; Victoria se alegraba por ella definitivamente porque no quería la misma suerte que ella había tenido.
— Vamos, debemos celebrar — Afirmó Victoria cogiendo de la mano a Laura y a doña Ana para llevarlas donde se encontraban las demás, donde celebraban en medio de tragos y comida; juegos perversos, insinuaciones y secretos de cada una. Sin embargo, la mejor parte llegó cuando timbraron a la puerta donde todas miraron confundidas; ya que no hacía falta nadie más.
— Ha llegado mi sorpresa — Manifestó una de las chicas, haciendo que Laura se sonrojara porque se imaginaba de todo.
Cuando abrieron la puerta, mire disimuladamente de que se trataba esperando una piñata de juguetes sexuales o alguna otra ocurrencia. Sin embargo, quedó plasmada al observar quien estaba entrando por esa puerta…. Era un hombre de tez morena, sus ojos color gris le transmitían un montón de sentimientos indescriptibles en medio del antifaz; su cabello café clarito y su delicada peor perfecta cara, sin decir de su cuerpo, aunque estaba cubierto se notaba que hacía ejercicio por sus hombros y espalda ancha, dejando mucho a la imaginación.
— Laura, Felipe ha llegado a hacerte sudar toda la noche — Confesó aquella chica, ocasionando que Laura y Victoria voltearan a verse; Victoria había entendido que aquel hombre era un stripper o playboy ocasionando ruborización en sus mejillas porque no había vuelto a ver un show de esos hace meses; ya que las ultimas despedidas de soltera no había asistido o iba y era simple. Aunque no estaba interesada en que fuera un playboy, sino al contrario había quedado flechada con aquel hombre donde estaba deseosa por verlo bailar, ojalá fuera encima de ella, aunque fuera casada.
— ¿Quién es él? — Preguntó Victoria con curiosidad mientras observaba cómo se encerraba en una habitación, se imaginaba miles de disfraces que podría usar en ese momento.
— No tengo la menor idea, no pensé que fueran a traer uno, pero esta sexy ¿no crees? — Respondió Laura mordiéndose el labio, realmente su amiga se había lucido con ese regalo.
— Por favor, comportarse señoritas porque está bien bueno — Susurro doña Ana sorprendiéndolas, porque nunca la había escuchado hablar así de un hombre después del mal momento que paso debido al padre de Laura.
— Esperemos, ojalá nos sorpresa — Manifestó Victoria sintiéndose intrigada, por primera vez le había llamado la atención alguien; aunque sentía que era la persona menos indicada para entrar a su corazón; era un simple gusto quiso meterse en su mente además estaba casada; salió de sus pensamientos al observar salir a aquel hombre totalmente diferente de la habitación.
Por otro lado, Felipe había decidido sacar su disfraz de policía del armario en el cajón secreto que tenía; para que su madre y su hermana menor no se dieran cuenta, Había suspirado porque se sentía cansado, pero se había comprometido, así que no tenía más que ir además recordaba la promesa que le había hecho a su mejor amigo Henry. Así que lo colocó en su maleta, mientras se colocaba un buzo encima de su ropa vistiendo casual. Salió de la casa despidiéndose de sus dos mujeres, recibiendo la bendición de su madre para coger su moto hacia la casa de la afortunada, quien se decía llamar Laura siendo una mujer joven ocasionando que Felipe se animará al pensar que iba a ser interesante, especialmente por el público que iba a tener.
Llegó al apartamento donde se dio cuenta que era sencillo y lindo por fuera ¿no es de alguien de clase? Suspiro de tranquilidad, pensaba que iba a ser una despedida simple donde solo tendría que bailar, coquetear un poco e irse ganándose una buena cantidad de dinero. Así que, aparcó su moto en el estacionamiento y timbro para ser recibido por una bella chica de ojos color marrón y tez blanca; tal vez la misma que lo había contratado. Ingreso dándose cuenta que se encontraban varias mujeres bella, pero destaco una sobre todas con su piel morena, sus ojos color verde que transmiten sensualidad haciéndolo estremecer de una; su hermosa sonrisa y su abundante y liso cabello mono además su hermoso cuerpo de una diosa mientras tenía entrecruzadas sus piernas colocando sus delicadas manos sobre las rodillas, definitivamente era perfecta.
— Un gusto conocerlas, señoritas — Manifestó Felipe sonriéndoles con timidez mientras se dirigía a la habitación, donde cerro con seguro para iniciar a quitarse la ropa que traía puesta para colocarse el disfraz de policía con su antifaz; el cual consistía en su bóxer color n***o de cuero; muñequeras, corbata, sombrero y sus esposas; dejando a la imaginación la chocolatina que tenía y sus indescriptibles músculos debido a que hacía ejercicio en su casa en el medio tiempo libre que tenía.
Decidió salir de la habitación, sin antes suspirar y darse la bendición donde presenció la mirada de todas las mujeres; habían quedado babeando por él, pero solo le interesaba una mirada, la de aquella chica especial. Se colocó en el centro entre todas, donde colocaron música lenta pero s****l para que iniciara su baile donde movía las caderas con mucha sensualidad mientras se acercaba peligrosamente a cada una; una de las chicas le rozó su lengua por su cuello; a la anfitriona Laura se colocó encima de ella moviendo sus caderas dejando a la vista su abundante bulto haciendo que se sonrojara mientras tocaba su suave y delicado torso; haciéndola mojar del placer. Finalmente, miró directamente a Victoria conectando sus miradas para acercarse a ella; dar un suave beso por su cuello y sentarse sobre sus piernas mientras realizaba movimientos circulares sensuales para dar la vuelta; colocarse de frente de ella y colocarle las esposas mientras acercaba su cara a la de Victoria, sintiendo la respiración de uno con el otro y sus miradas intensas que habían conectado desde el primer momento.
— Perfecta…. — Susurro Felipe pensando que era la adecuada para estafar; además ocasionó que Victoria se sonrojara mientras su corazón latía a mil por hora, por primera vez sentía algo por alguien después de dos años.