Capitulo 1

1585 Words
Una semana de distancia -Brooke, por favor. - suplicó Tanner. - ya casi nos casamos. ¿No podemos tener sexo ahora, cariño?- Llevábamos más de treinta minutos besándonos en la cama y yo estaba definitivamente excitada, pero Tanner había querido ir demasiado lejos. Me levanté y me arreglé el pelo, el maquillaje y la ropa, todo lo cual había sufrido en el proceso. Tanner y yo estábamos comprometidos. Salimos un año y nos comprometimos hace unos seis meses. Hasta ahora, había logrado disuadirlo, queriendo estar pura para mi noche de bodas. Admito que cada vez me costaba más resistirme al sexo con él. Me excitaba con mucha facilidad cuando empezamos a besarnos y acariciarnos. Dejé que me tocara los pechos desnudos e incluso la v****a un par de veces, aunque en cuanto intentó meterme los dedos, lo detuve. Era demasiado parecido al sexo, pero lo amaba tanto y quería que mi primera vez con él fuera extra especial. Tanner tenía veintiséis años y era guapísimo. Alto, medía unos cinco centímetros más de metro ochenta, delgado y atlético, pero también musculoso. Todas mis amigas babeaban al verlo, y no podía ofenderme, porque a mí también me gustaba observarlo. Caminaba como una pantera, con los músculos deslizándose bajo la piel, dominando la sala al entrar, y la gente se fijaba en él. Podrías pensar que era rico o que provenía de una familia adinerada, acostumbrado a que lo atendieran con esmero, pero aunque era adinerado, no era rico y no esperaba que nadie lo atendiera, ni siquiera yo. Su cabello era oscuro y tenía ojos marrones con pestañas tan largas que las chicas lo envidiaban. Tenía una sonrisa fácil y la compartía a menudo, deslumbrándonos con su ingenio y encanto. No podía creer que se hubiera enamorado de mí. Yo era dos años menor que él, bastante alta, cinco pies, nueve pulgadas en calcetines. Tenía lo que consideraba un cabello castaño ratonil feo, una cara bastante simple y ovalada, una boca demasiado ancha y una nariz respingada con pecas que odiaba con pasión. Oh, supongo que mis pechos y mi trasero estaban bien en el esquema de las cosas. Treinta y seis con una copa C, altos y firmes; nalgas firmes por la natación y el voleibol, pero me sentía como una Jane común comparada con todas las otras mujeres que conocía que lo deseaban. Por qué se enamoraría de mí cuando fácilmente podría tener veinte o treinta mujeres más hermosas ansiosas por él, listas para darle lo que quisiera, cuando quisiera, no tenía ni idea; pero de alguna manera, lo hizo. Ni siquiera salí con él las primeras cinco o seis veces que me lo pidió. Pensé que sería un escalón más en su cama y no tenía ningún deseo de unirme a la multitud de chicas que habían terminado allí. Si no fuera por su persistencia y sus desenfadados esfuerzos por entretenerme con sus intentos de cortejarme, nunca habría empezado a salir con él. En general, era un caballero y nunca me presionó demasiado para tener sexo, por eso terminé amándolo y me comprometí. -¿Me amas, Tanner?- pregunté de repente. -Te amo más que a mi vida.-respondió Tanner. - No me casaría contigo si no te amara. - -Quiero esperar. - expliqué por enésima vez. - Quiero empezar nuestro matrimonio virgen. No quiero tener sexo hasta la noche de bodas. Sabes que te quiero, pero esto es muy importante para mí. Me he guardado para siempre, no voy a ceder con solo una semana de antelación. Por favor, deja de preguntar. Quiero que nuestra primera vez sea cuando estemos casados, ni un segundo antes. - -¿Qué tal una mamada entonces?- rió Tanner. - Chuparme la polla no dañará tu virginidad, ¿verdad? Solo pido un poco de alivio. - Frunció los labios y fingió estar chupando algo del tamaño de una polla en su boca. ¡Puaj! Técnicamente no, pero ¿qué tiene que ver eso con los hombres con las mamadas? Suena asqueroso. Chupar lo mismo por donde sale tu pipí. Espero que no esperes que sea muy a menudo. Quizás en nuestra noche de bodas, tu cumpleaños y nuestro aniversario. No me veo haciéndolo más a menudo, y espero que te laves bien antes. -Deberías probarlo, podría gustarte. - dijo Tanner. - Igual que espero que te guste cuando te lama el coño. - -Por favor, no llames coño a mi v****a. Es grosero, repugnante y degradante. - -¿Cómo quieres que lo llame? ¿Tu coño?- -Hasta eso es de mala educación. - dije. - ¿Por qué no puedes llamarlo v****a?- -Porque decir "quiero lamerte la v****a" no tiene el mismo impacto. ¿Cómo lo llaman tú y tus amigas?- Juntas, le llamábamos de muchas maneras: gatita, v****a, sexo, ahí abajo; Tiffany lo llamaba su pastel de pelo, aunque no sé por qué, porque apenas tenía pelo. Una estrecha pista de aterrizaje de no más de un centímetro de ancho que conducía a su tesoro. Donna lo llamaba su trampa para hombres a veces, e Yvonne sí lo llamaba coño. No era que yo fuera ingenua con respecto a mi v****a y su propósito. Yo era más ingenua con respecto a los p***s. Una vez entré al baño sin querer mientras papá orinaba. Me retracté rápidamente, disculpándome efusivamente, pero la imagen se me había quedado grabada en la mente. Nunca había visto uno erecto y desnudo, aunque los había sentido presionados contra mí por el otro lado de la ropa, mientras bailaba con un chico o besaba a uno. Ni siquiera había visto el de Tanner, aunque me convenció de que le tocara el suyo debajo de los pantalones una vez. Solo lo toqué durante unos quince segundos, pero aún recordaba vívidamente cómo se sentía. El calor, la dureza, la suavidad, como terciopelo sobre acero. Saqué mi mano de sus pantalones de repente como si me quemara. Ni siquiera había visto porno. Papá me dijo que el porno nunca representaba con precisión el acto s****l. Estaba diseñado para excitar, sobre todo a los hombres, no para instruir. Tanner me preguntó una vez cómo sabría qué hacer con él en mi noche de bodas. Le dije que hablaría con gente con más experiencia. Me preguntó con quién hablaría y le dije que podía hablar con mis padres; además, Tiffany, Donna e Yvonne tenían experiencia s****l y estaban encantadas de darme un consejo. Mamá me dio la charla cuando tenía catorce años. Había sido madre soltera y no quería que cometiera los mismos errores que ella. Mi padrastro se casó con ella a pesar de tener un hijo de tres años, y yo lo quería como a un verdadero padre. Siempre había sido bueno y amable con una niña huérfana. Después de que mamá me diera la charla, papá también habló conmigo, pero abordó el asunto de una manera completamente diferente a la de mamá. -Mira, cariño.- dijo papá. - Los errores ocurren. Nunca te amaré menos si decides no esperar hasta el matrimonio, pero te animo a que tengas cuidado y te esfuerces al máximo por no quedarte embarazada. Sé que hay muchas cosas que quieres hacer con tu vida, y esas cosas se vuelven mucho más difíciles si tienes un hijo. Sin embargo, te diré esto: el sexo es mucho más significativo, y aún más hermoso, si se comparte con alguien a quien amas. No se me ocurre mejor regalo que puedas hacerle a un hombre que esperar a tu boda para compartirte contigo y solo con él. A menos, claro, que te enamores de una mujer; entonces supongo que no necesito tener esta conversación contigo.- —¡Papá! —me quejé—. Ahora solo te burlas de mí. Sabes que no me gustan las chicas. Todavía eres joven. Pueden pasar muchas cosas antes de que seas adulta. No pasa nada, decidas lo que decidas. Tu mamá y yo te amaremos pase lo que pase. Es mucho más importante que seas la mejor persona que puedas ser que con quién decidas pasar tu vida. Me abrazó y me dio un beso en la mejilla, y supe que tenía razón: mis padres siempre me amarían. Suspiré. «Preferiría que lo llamaras v****a, porque eso es lo que es, pero si tienes que llamarlo de otra manera, llámalo mi gatita». —Toma, gatita, gatita, gatita. ¿Te gustaría tragarte un ratoncito? —dijo Tanner, agarrándose el pene en los vaqueros y sujetándolo, moldeándolo con los pantalones. Estaba duro. Lo había sentido rozar contra mí mientras nos besábamos. Me reí. - Tu ratón tendrá que esperar otra semana, igual que todos ustedes. ¿Adónde van a ir tú y los chicos a su despedida de soltero?- Creo que Geoff tiene planeada una visita a un club de striptease. Seguro que habrá mucho alcohol; y me dijo que me asegurara de llevar muchos billetes de uno, cinco y diez. Lo besé. - Solo recuerda, cariño. - le dije. - Puedes mirarme todo lo que quieras, pero no tocarme. Puedes esperar otra semana y soy tuya. - Moví las manos de arriba abajo por mi cuerpo. - Todo lo que has deseado durante tanto tiempo es tuyo, y solo tuyo. Nunca lo he compartido con nadie más.- -¿Ni siquiera puedo tener un baile erótico?- -Puedes hacerte un baile erótico.-dije. - Solo mantén las manos quietas. No es necesario que se muevan para que te diviertas. - -¿A dónde te llevarán las chicas para la despedida de soltera?-
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD