Por Ivana Cuando llegué a la oficina, había mil preguntas en los ojos de Ludmila. Sólo hasta bien entrada la tarde pudimos hablar. Después de contarle con lujo de detalles todo lo que viví, por que sí, las mujeres nos contamos todo, bueno, no a cualquiera, pero sí es mi mejor amiga tiene todo el derecho a saber. Tiene la obligación de saber, para darme un coscorrón, si es necesario o reír conmigo si la ocasión lo amerita. En una ocasión, no la dejé salir por tres días, hasta que comprendió que un chico con el que tenía una relación, no le convenía. primero me insultó, luego dejó de hablarme, después lloramos juntas y al final, me lo agradeció con el alma, para eso estamos las amigas, las amigas de verdad, esas que son contadas en la vida de cada quien. Después vino la parte más difíc

