Por Ivana -¡Cómo tardaron! Dijo, muy celosa, Luana. -Es qué tu novio quiso cerrar la reja y no podía. -¿Y vos sí? Ludmila se mataba de risa. -Aprendimos a abrir y cerrar esa reja, para poder escaparnos cuando éramos chicas, tiene una trampilla la cerradura. Dice muy suelta de lengua, Ludmila. -Dejá de contarle historias, que después aprende demás. Le digo yo, refiriéndome a mi sobrina. Brisa ya la había abrazado y llenado de besos. Es una divina. Sé que pasa por la casa de mi hermana algunos días, sólo para preguntarles a mis sobrinos si necesitan algo. Lo llamé a mi cuñado para decirle que Any estaba conmigo, sé que se preocupa. -No quería que le avises, no le importo. -Any, ya basta, andá, que Ludmila te cuente otra historia. -Me encanta cuándo me cuenta sobre el día en

